INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 240

Sin embargo, el día 20 la policía secreta suiza (que acababa de advertir que Foote se hallaba en aprietos) acudió a su escondrijo y lo detuvo para llevarlo a la cárcel. Ahí estaría bien protegido contra la Gestapo. De un modo o de otro, habían caído varios tentáculos del pulpo secreto, pero la cabeza seguía indemne. La cabeza era el antiguo oficial "alemán" Rudolf Roessler, que seguía recibiendo secretos desde el Alto Mando Alemán. Sólo que ahora ya no puede retransmitirlos a Moscú, por la pérdida de la estación de Foote, y por la transitoria retirada de sus cómplices Schneider y Rachel Duebendorfer, que se sentían perseguidos por la Gestapo. Pero Roessler entrega esos secretos a los agentes de Roosevelt y Churchill. La primera entrega se refiere a las bombas voladoras V-1 y a los cohetes estratosféricos teledirigidos V-2. Estos últimos se lanzarán desde rampas muy simples que empiezan a construirse en la costa del Canal de la Mancha, y así Churchill ya sabrá a qué atenerse y ordenar a sus bombarderos que localicen toda nueva excavación y que la bombardeen casi a diario, para retrasar el fuego de los V-2. Eso es de importancia esencial, vital, para que puedan realizarse las concentraciones de tropas aliadas en el sur de Inglaterra, que abrirán otro frente contra Alemania en la costa francesa en 1944. TROPIEZOS DE LA INFILTRACIÓN. En los últimos cuatro meses de 1943 hubo cuatro intentos de asesinar a Hitler. Dos planes minuciosamente preparados habían fracasado en el mes de marzo. El banquero suizo-judío Jakob Wallenberg hizo un viaje a Berlín para entrevistarse con el Dr. Goerdeler, coordinador de infiltrados, y urgirlo a que se asesinara a Hitler. Goerdeler le explicó que ya había un nuevo plan para septiembre y que el oficial de Estado Mayor Fabián von Schlabrendorff entraría en contacto con un agente de Winston Churchill a fin de concertar lo concerniente a la formación de un nuevo régimen. (1) El plan de septiembre consistía en que el general Helmut Stieff -jefe de la Sección de Organización en el Alto Mando- aprovechara sus frecuentes visitas al cuartel general en Rastenburgo a fin de matar a Hitler con una bomba. Para el efecto, el general Von Tresckow le suministró varias bombas inglesas, que a su vez le habían sido enviadas por el almirante Canaris. (1) Auge y Caída del III Reich.- William L. Shirer, procomunista. Stieff guardó las bombas en una .garita del cuartel general de Hitler. Varias veces acudió al despacho de éste, .pero calculó que en cierta forma la explosión lo mataría también a él y que haciendo las cosas de otro modo podía salvarse, pero sería descubierto. Stieff era eficaz para trabajar en las sombras, desde las cuales 240