INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 239

espionaje. Dos leznas no se pican. Foote descubrió que de su abrigo, en casa de los Wilmer, había desaparecido un papel con apuntes sin importancia. En otra ocasión advirtió que su chaqueta había sido registrada después de haberla dejado en un perchero. Lo supo porque encontró roto un hilo muy frágil con el cual había dado dos puntadas a los bolsillos interiores. Foote dedujo que la Gestapo lo tenía ya en la mira, dejó su casa y se refugió en un departamento. Foote era en los últimos meses quien retransmitía a Moscú los informes secretos que el Movimiento de Infiltración enviaba desde Alemania a Suiza. Algunos de los agentes alemanes que rastreaban Suiza fueron descubiertos y capturados por el servicio suizo de contraespionaje, pero otros continuaban la búsqueda de las estaciones secretas comunistas. La Gestapo libraba una doble lucha: primero, a caza de los agentes rojos que desde antes de la guerra operaban en Suiza; segundo, contra la policía secreta suiza, que hablando de neutralidad capturaba a cada agente alemán que descubría, pero que se venía haciendo de "la vista gorda" respecto a los agentes marxistas. La situación se iba volviendo muy tensa. La policía secreta suiza se dio cuenta de que los agentes de la Gestapo seguían ya muy de cerca a varios agentes rojos y que éstos podían ser asesinados o secuestrados. Y entonces la propia policía suiza detuvo a Edmond Hammel y a su esposo Olga, que manejaban una estación de radio clandestina al servicio de Alexandro Rado. También fue detenida otra agente comunista, Margarefa Bolli, junto con un agente de la Gestapo que se había ganado su confianza. La detención de Edmond Hammel, de Olga y de Margareta Bolli perjudicó más a la Gestapo que al espionaje comunista. La Gestapo perdió así esos "puentes" que ya tenía localizados para llegar más adelante. Y de momento se salvaron los agentes marxistas Christian Schneider v Rachel Duebendorfer, vínculos radiotelegráficos entre Rudolf Roessler y Moscú. Roessler recibía los secretos enviados desde Berlín por el Movimiento de Infiltración. Precisamente en esos días (octubre y noviembre de 1943) se trasmitía a Moscú el reacomodo de fuerzas recientemente ordenado por el Alto Mando Alemán: 177 divisiones para el frente en la URSS, 18 en los Balcanes, 22 en Italia, 11 en Noruega, 58 en Holanda, Bélgica y Francia. Alexander Foote era otro de los retransmisores de Roessler. Desde su nuevo refugio puso en clave y envió a Moscú informe que acababan de llegar de Berlín. Se referían a los nuevos aviones alemanes de chorro y al avión-cohete. Esto sucedía la noche del 18 al 19 de noviembre. Pero ya los agentes de la Gestapo lo tenían nuevamente localizado y se disponían a secuestrarlo, vivo o muerto, el 23 de noviembre. 239