INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 24
había huido a Sudamérica con los fondos de los anticomunistas. Nunca se volvió a
saber la suerte terrible que Kutyepov debe haber sufrido en la URSS.
Como sucesor práctico de Kutyepov (aunque el mando lo tenía un general ya
anciano) quedó en París el general Miller, quien desplegó gran actividad para
mantener encendida la esperanza de los exiliados anticomunistas.
Los generales rusos en el exilio sabían que no se enfrentaban a un enemigo ruso
con los tradicionales métodos de lucha, sino a un nuevo enemigo, no-ruso, que
había desplegado métodos de increíble sutileza y sagacidad, Por eso el general
Miller tomó precauciones extraordinarias. Los generales rusos habían precisado
en cuidadosos análisis que el 25 % de los integrantes del Comité Central del
Partido Comunista
( I ) Los Conspíradores. Geoffrey Bailey.
"ruso" no eran rusos, y que su influencia resultaba decisiva; que el 42% de los
miembros del Potiiburó tampoco eran rusos y que en sus manos residían las más
importantes decisiones; y por último, que todo el personal directivo de la CHEKA y
de su heredera la GPU no eran rusos, como tampoco lo eran todos los jefes de la
PURKKA, que controlaba al Ejército Rojo.
Entretanto, en Moscú se comisionaba a Mikhail Spiegelglass, no-ruso, para dirigir
la cacería del general Miller. Spiegelglass se valió de un infiltrado, del general
Skoblin, quien residía en París desde hacía muchos años y militaba en el
movimiento militar de los anticomunistas del exilio. ¿Quién podía saber que era
infiltrado? ¿Quién podía desconfiar de un antiguo miembro de las fuerzas que
combatieron a los comunistas con las armas en la mano? Skoblin había sido
anticomunista, pero las penalidades del exilio y las exigencias de su mujer
bailarina lo habían hecho perder la fe en e! triunfo y lo habían persuadido de
trabajar para Moscú, a cambio de dinero. Un día (septiembre 27 de 1937) el
general Skoblin le presentó al general millar un plan para entrevistarse con dos
agentes alemanes hitleristas que ofrecían ayuda a los rusos antirrojos...Miller no
desconfiaba de su viejo compañero y amigo Skoblin y acudió a la junta, pero de
todas maneras dejó en su casa una carta explicando a dónde y con quién iba.
Gracias a esto pudo después aclararse todo lo que había pasado.
Los presuntos agentes alemanes eran en realidad agentes soviéticos. Skoblin
entregó a su amigo, el general Miller, en manos de Spiegelglass, el no-ruso
comisionado por Moscú para dirigir la cacería. Narcotizado, Miller fue llevado en
una gran caja hasta el puerto de El Havre y subido al barco soviético "María
Ulyanova", que zarpó rápidamente, ya sin terminar de recoger la carga que era el
motivo aparente de su viaje.
Al saberse el secuestro del general Miller gracias a su carta, el jefe de policía de El
Havre informó a París que había visto llegar una camioneta de la embajada rusa,
con una gran caja que fue subida al barco y que éste zarpó rápidamente. Las
24