Von Paulus exigía que los aviones aterrizaran y que en ningún caso se lanzaran bultos con paracaídas. Le decía al comandante Thiel, de la Luftwaffe: " Los lanzamientos no sirven de mucho. Numerosos fardos no se pueden encontrar porque la gente está demasiado débil para buscarlos por la pista. No tenemos combustible para ir a recogerlos lejos. Si la gente recorre más de 6 kilómetros cae agotada. Las armas pesadas se pierden porque no pueden ser retiradas a tiempo por falta de combustible. Nos hemos comido ya los últimos caballos. ¿ Puede usted imaginarse lo que supone ver abalanzarse a los soldados sobre un caballo muerto para abrirle el cráneo y comerse crudos los sesos?"
( 1) La Luftwaffe.- Cajus Bekker.( 2) Año y medio después la Gestapo descubrió las actividades secretas del general Eduard Wagner. Se. suicidió al verse descubierto.
Thiel recibía las recriminaciones de Von Paulus, pero ciertamente la Luftwaffe estaba haciendo lo indecible por auxiliar al 6 º ejército. En esa desesperada misión perdió 488 grandes transportes y mil miembros de su personal especializado.( 1)
En la segunda quincena de diciembre se dieron casos de muerte repentina de soldados de primera fila que no presentaban ninguna herida. De Berlín se envió un médico eminente que fuera a hacer autopsias. En varios cadáveres encontró que el hígado aparecía comprimido. " El corazón, pequeño y parduzco; el ventrículo derecho y la aurícula derecha, intensamente ensanchados ". Dictaminó que esos soldados " habían muerto de hambre, de falta de calor, consumidos y envejecidos ".
Habían muerto en sus puestos... El cuerpo no resistía lo que ya había resistido el espíritu.
Nadie debía tomar para sí víveres que se hallaban bajo racionamiento. Nadie debía abandonar su trinchera por desesperada que fuera la situación. Habían ocurrido más de cien ejecuciones por indisciplina. Incluso un teniente coronel de intendencia, que con un pretexto voló fuera del cerco, fue reportado y se le fusiló en consejo sumarísimo.
El instinto de la propia conservación debió ceder su puesto al sacrificio total. La lucha ya no era por salvarse ellos, sino por salvar a otros ejércitos, por salvar a Alemania.
Más de 250.000 hombres estaban consumiéndose conforme a aquel juramento prestado a la bandera: " �El honor del soldado está en la entrega incondicional de su persona por el Pueblo y la Patria hasta el sacrificio de su vida.”
A finales de diciembre podía decirse que era más afortunado el que moría.
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