INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 196
El 24 de diciembre los cercados ya sabían que Hoth no había podido llegar. "En la
cercanía de la muerte -dice uno de los supervivientes- cobraba esta fiesta un brillo
extraño y centelleante que no descansaba en nada exterior.”
En algunas unidades la ración era de 200 gramos de pan diario y cien gramos en
la retaguardia. Un plato de carne de caballo era un banquete.
Muchos pilotos de la Luftwaffe se sorprendían de que sus aparatos fueran con
alimentos voluminosos y poco nutritivos.
El historiador Cajus Bekker dice: "A los sitiados se les suministró insípido pan de
centeno, que con aquel frío quedaba congelado6 Sin embargo, en Rostov (cerca
de las bases de abastecimiento) había abundancia de harina de trigo y
mantequilla. Pero esos alimentos por inescrutables designios de la intendencia
alemana debían quedar intactos6 Además, se enviaban cantidades inmensas de
hortalizas en conserva, las tres cuartas partes de cuyo peso eran simplemente
agua. No parecía sino que jamás se hubiese oído hablar de los alimentos de alto
contenido nutritivo6 Hubiera podido conseguirse el envío de raciones especiales
como las que se suministraban a los paracaidistas y a las tripulaciones de
submarino". Para colmo, hasta se enviaron arbolitos de Navidad...."Aquello no era
más que lastre inútil que no servía sino para bloquear el poco volumen de carga
disponible.” (1)
Hasta ahí el relato de la Lutwaffe. Por otra parte el teniente coronel Schlabrendorf,
del Movimiento de Infiltración, dice que el general Eduard Wagner, lntendente
General, era del grupo de ellos. Y como Intendente, Wagner se encargaba de los
envíos de comestibles para los cercados. (2)
En Stalingrado empezaba a anochecer a las dos de la tarde.
El 24 de diciembre los tanques rojos se acercaban a las pistas del aeródromo de
Tanzinskaya, base de 180 transportes que acarreaban algo de auxilio a los
sitiados. En el último instante el general Martin Fiebig dio la orden de partida. La
visibilidad era de 50 metros. Los aparatos se elevaban por última vez desde ahí,
sobrecargados con abastecimientos. Dos aviones chocaron en una pista y
ardieron. La niebla era la única protección ante el fuego de los tanques. Lograron
salir 124 de los 180 aviones.
Al perder Tanzinskaya, esos aparatos tuvieron que utilizar aeródromos más
lejanos, como el de Stalino, y por tanto se disminuían sus vuelos hacia
Stalingrado. En Stalino faltaban instalaciones. "La calefacción de los motores se
usaba para animar a los mecánicos que se habían quedado literalmente
congelados con una llave inglesa en la mano y sin poder separarse de los aviones,
a 20 y 30 grados bajo cero"6 ("La Luftwaffe").
La escuadra número 3, "Udet", logró sacar de Stalingrado a 42,000 heridos.
196