INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 194
El 25 de noviembre el general Von Seydlitz, comandante del 51º Cuerpo, le pedía
inútilmente a Von Paulus que cesara la resistencia. En cambio, otros jefes de
unidad decían: “Hay que hacer de Stalingrado otro Alcázar de Toledo”.
Si el 6º ejército se hubiera rendido entonces, el camino habría quedado libre para
que los soviéticos llegaran rápidamente a Rostov y coparan y aniquilaran a tres
ejércitos alemanes que operaban en el Cáucaso, con cerca de un millón de
hombres, incluyendo intendencia, bases aéreas, hospitales, etc.
(1) Versiones cotejadas y depuradas de los historiadores del estado Mayor General y de la
Luftwaffe.
El abastecimiento aéreo del 6º ejército no estaba siendo posible en la práctica,
pese a la desesperación de las escuadras de la Luftwaffe, muchos de cuyos
pilotos volaban temerariamente. El aeródromo de Pitomnik era continuamente
acosado por el enemigo, al que a veces le daban resultado "las señales luminosas
falsas para desviar a los aviones alemanes. En ocasiones éstos aterrizaban ante
las líneas alemanas en la tierra de nadie o al alcance del frente enemigo, y ahí
-ante la mirada de horror de los soldados alemanes tenidos a raya por el fuego de
las armas pesadas del adversario - los aviadores eran sacados de los aparatos y
muertos en el acto6Entre grupos de nubecillas blancas formadas por los
proyectiles que hacían explosión en el aire, los cazas giraban, se perseguían y se
asestaban golpes en enconados combates, hasta que uno de ellos caía al fin,
desplegando una negra bandera de humo que crecía vertiginosamente... Otras
veces, de la fría altura azul del cielo invernal, un avión mortalmente herido caía a
tierra en vuelto en una llama cruda y misteriosa, como un meteorito y un
gigantesco hongo de humo subía al cielo e indicaba el final de una pequeña
catástrofe". (1)
Entretanto – desde el 22 de noviembre en que se consumó el cerco – se echaba
mano de todo lo que se podía para formar una columna que acudiera a rescatar al
6º ejército. A esta operación se le llamó “Tempestad de Invierno" y se puso al
mando del general Hoth, de cabeza blanca, muy enérgico, con cierto magnetismo
que infundía confianza. Llevaba las divisiones 6ª y 23ª con un total de 232
tanques, más tropas de infantería y una gran columna de abastecimientos para el
6º ejército.
Hoth se puso en marcha el 12 de diciembre y diezmó e hizo retroceder a cinco
divisiones soviéticas.
Dentro del cerco, "las esperanzas ya moribundas aletearon otra vez. Una nueva
ansia de vida, una alegre confianza, un renovado espíritu emprendedor
empezaron a agitarnos6 La salvación nos hacía ya señas."
Ocho días después de iniciada la "Operación Tempestad de Invierno". Hoth había
avanzado cien kilómetros.
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