INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 167
Pero resulta que Rommel vio ciertas posibilidades tácticas de atacar y lo hizo el 31
de marzo, en la región de El Agheila. Sólo disponía de la 5ª división ligera
alemana y de algunas unidades menores de tanques. El general Wavell
descansaba ese día en El Cairo y no creyó que se tratara de un ataque formal,
pues Rommel no tenía fuerzas suficientes ni autorización de Hitler.
Esa circunstancia potenció la audacia de Rommel. Los ingleses fueron tomados
por sorpresa. Seis días más tarde caían prisioneros los generales británicos
Neame y Sir Richard O'Connor. Al día siguiente (7 de abril) era capturada la fuerte
posición de Mechili y caían prisioneros otros dos generales ingleses, Cambier-
Parry y Vangham.
Rommel disponía de muy pocos tanques, pero a los cañones antiaéreos de 88
milímetros de diámetro los hacía rendir como si fueran tanques. Llevaba
"levantadores de polvo" para hacer creer a los ingleses que tenía considerables
fuerzas.
La temperatura era de 50 grados a la sombra, y en la noche descendía a 8 grados.
El ejército inglés fue arrollado, una parte se encerró en Tobruk y el resto retrocedió
hasta la frontera egipcia.
En un mes Rommel recuperó los 800 kilómetros que habían perdido los italianos,
con excepción del puerto de Tobruk, que quedó sitiado.
El fulminante avance había sorprendido a los ingleses y también al
Estado Mayor General. El General Franz Halder envió al África al General Von
Paulus, a estudiar la situación. Von Paulus discutió acaloradamente con Rommel y
le echó en cara que se estaba arriesgando demasiado. Ambos hablaban distinto
lenguaje, Paulus era cauto en exceso y Rommel era temerariamente audaz.
(1) Los alemanes decían que las tropas de algunas unidades italianas combatían muy bien, pero
que en general su equipo y sus jefes eran deficientes. Los alemanes se sorprendían de ver que los
generales italianos se hacían servir por meseros elegantes y que se reservaban las mejores
raciones. Un menú de segunda clase era para los oficiales y el peor para la tropa. En el ejército
alemán la ración era semejante para todos.
En esos días el “Africakorps” comenzó a padecer la escasez de
abastecimientos. Los ingleses habían reforzado su flota y su aviación en el
mediterráneo. La flota italiana disponía de seis acorazados, 29 cruceros, 59
destructores, 69 torpederos y 115 submarinos, pero no se empeñaba en ningún
combate a fondo. Además, los ingleses estaban siendo secretamente informados
(con fechas y nombres de puertos) de la salida de mercantes que llevaban
pertrechos al África.
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