INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 163
bombardeos masivos. De preferencia, con bombas incendiarias, para que la
devastación fuese más completa.
Hasta entonces, las leyes de la guerra prohibían que ésta se ejerciera sobre los
civiles. Pero Churchill ya había empezado a violar en pequeña escala ese principio
desde que tomó posesión de su cargo (10 de mayo de 1940), y adoptó
rápidamente la propuesta de Lindemann para concentrar el bombardeo en zonas
residenciales. Lindemann era conocido en Inglaterra bajo el nombre de Lord
Cherwell y tenía muy buenas razones para buscar tan afanosamente la derrota de
Alemania (donde había nacido), pues descendía de israelitas.
Churchill nombró a Sir Arthur Harris jefe del mando de bombardeo de la RAF (22
de febrero de 1942) y le ordenó una ofensiva “sin limitaciones”.
El General Ira C. Eaker, comandante de la 8ª Fuerza Aérea Americana, no estuvo
de acuerdo en lanzar sus aviones contra la población civil alemana y decidió que
seguiría operando de día, contra la Luftwaffe y contra objetivos militares.
En cambio el británico Harris no tuvo ningún escrúpulo. Y su jefe de estado Mayor,
Mariscal Sir Charles Portal, tampoco. Y para que no quedaran dudas, dijo a los
pilotos ingleses: “Debe quedar completamente claro, si es que todavía hay quién
no lo ha comprendido, que el objetivo son los barrios densamente poblados”.
La noche del 28 al 29 de marzo (1942) se inició la ofensiva de terror aéreo
incendiario. Luebeck fue atacado por 254 bombarderos pesados. Mil cuarenta y
cuatro casas-habitación quedaron destruidas y 4.200 dañadas. Ardieron
monumentos e Iglesias. Hubo 320 muertos y 785 heridos civiles.
Del día 14 al 17 de abril Rostock fue atacado por 521 bombarderos, que arrojaron
42 toneladas de bombas explosivas y 305 toneladas de bombas incendiarias. Mil
setecientos setenta edificios quedaron destruidos y 513 dañados, o sea el 60% de
la antigua ciudad.
La noche del 30 al 31 de mayo, 1047 bombarderos atacaron la ciudad de Colonia
(tercera por su tamaño en Alemania). Lanzaron 1.455 toneladas de bombas.
Cuarenta y cinco mil habitantes quedaron sin hogar.
Y así continuó durante todo el año de 1942, en que se arrojaron sobre Alemania
58.755 toneladas de bombas incendiarias y explosivas.
La moral de la población civil se mantuvo en pie. Era más fuerte que los muros de
sus hogares. Churchill escribió después en sus Memorias: "La producción
alemana de guerra y la capacidad moral de resistencia de la población civil no
parecían haber disminuido gran cosa. Habíamos subestimado la fuerza del pueblo
alemán”.
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