INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 162
guerra alemana en el Atlántico y en el Mar del Norte. Y además le restaban al
frente alemán de Rusia cerca de un millón de hombres que atendían todas las
defensas antiaéreas en Occidente.
La Luftwaffe era forzada a mantener fuera de la URSS – en Alemania, Noruega,
Holanda, Bélgica y Francia – más de 1.500 aviones para impedir desembarcos
aliados y proteger la industria bélica alemana.
Así pues, era una ayuda gigantesca la que Roosebelt y Churchill estaban dando al
Ejército Rojo, que de otro modo ya habría sido liquidado. A Alemania se le impedía
concentrar todos sus efectivos contra la URSS, mientras que esta tenía sólo un
frente y recibía grandes cantidades de armamento, combustible, víveres, ropa y
ciertas materias primas.
En el frente aéreo occidental (bajo creciente presión de las flotas aéreas que
enviaban Roosebelt y Churchill) la Luftwaffe operaba seis regimientos de
reflectores y 1.500 estaciones de radar. El Coronel Josef Kammhuber era el
encargado de la defensa aérea. Continuamente necesitaba buscar nuevas tácticas
y nuevos aparatos para hacer frente a la superioridad numérica de los aliados.
En 1942 se desarrollaron los aparatos Wurz Burg que servían para dar el rumbo,
distancia y altura de los bombarderos enemigos, mediante ondas radioeléctricas y
la computación de sus “ecos”.
Primero estos aparatos sólo tenían un alcance de 35 kilómetros. Luego se les
perfeccionó para abarcar de 60 a 70 kilómetros. Con el Wurz Burg los cazas
nocturnos podían ser dirigidos desde tierra hasta aproximarlos a los aviones
adversarios. A doscientos o a cien metros de distancia, ya eran visibles los
escapes de los motores y entonces el caza podía lanzarse sobre su presa.
Otro sistema defensivo fue el llamado “caza nocturna sobre Inglaterra”. Consistía
en que los puestos de escucha de la Luftwaffe advertían cuando los
radiotelegrafistas de los aviones aliados estaban ajustando sus aparatos antes de
elevarse. Entonces se sabía que iba a empezar una operación. Varios aviones
alemanes se elevaban poco después y se dirigían a los aeródromos ingleses
cuando los aviones aliados ya iban ha descender; se mezclaban entre ellos y los
atacaban sorpresivamente.
En fin, la aviación aliada tenía muy grandes dificultades para operar de día contra
la industria alemana de guerra. Y durante la noche no podía distinguir las fábricas,
además de que también era dificilísimo acercarse a ellas, dado que estaban
protegidas por la artillería antiaérea y los cazas nocturnos.
Así las cosas, un físico nacido en Alemania, llamado Frederick Alexander
Lindemann, que había huido a Inglaterra y que era consejero científico de
Churchill, le dijo a éste que las zonas residenciales de las grandes ciudades
alemanas eran las menos protegidas y que podían ser destruidas mediante
162