INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 161
británico que arrojara un comando de paracaidistas judíos detrás de las líneas
alemanas para matar a Heydrich. En efecto, a mediados de mayo un avión de la
RAF arrojó en Checoslovaquia a Jan Kubis, Joseph Gabeik y otros varios.
Estos sabían que Heydrich se alojaba en una casa de campo cerca de Praga y
que usaba un Mercedes descapotable para ir a su oficina de la capital checa. No
llevaba escolta, iba uniformado y únicamente lo acompañaba su chofer. Lo
acecharon en el camino y le arrojaron una bomba de manufactura inglesa.
Mortalmente herido, Heydrich sacó su pistola e hizo fuego, pero enseguida se
desplomó moribundo y cinco días después falleció.
Jacques Delaure, que luchó en el movimiento secreto antinazi en Francia, dice:
“En Lídice la GESTAPO encontró depósitos de armas, propaganda antinazi, gran
cantidad de víveres racionados para ayudar a los agentes y una emisora
clandestina”6”En la Iglesia de San Carlos Borromeo se ocultaban cien miembros
de la resistencia.” (1)
La Gestapo sacó de Lídice a las mujeres y a los niños y pidió que los culpables
fueran entregados. Nadie se entregó, ni nadie fue denunciado. Entonces se
cañoneo la aldea hasta arrasarla.
El asesinato de Heydrich fue, por dos años más, la salvación de los inminentes
infiltrados.
Absbagen, admirador y biógrafo de Canaris, dice: “Canaris temía a Heydrich, y la
noticia de su muerte fue recibida por él con un respiro de alivio, aunque tuvo por
conveniente declarar, durante los funerales de Heydrich, con voz apagada,
acompañada de lágrimas y en presencia de los colaboradores del antiguo jefe de
la Gestapo, que lo había considerado como un ser extraordinario y que perdía en
él a un amigo fiel.”
Como si presintiera las graves consecuencias de la pérdida que acababa de sufrir,
Hitler asistió a la capilla ardiente de Heydrich, visiblemente conmovido, y haciendo
el saludo exclamo: “¡Reinhard Heydrich, eras un corazón de acero!...”
MUERTE DESDE EL AIRE Y NACIMIENTO DEL “JET”.
Winston Churchill y Roosebelt no podían abrirle a Alemania otro frente en Europa
Occidental en 1942, como lo pedía apremiantemente el alto mando comunista de
la URSS. Aunque tenían ya considerables fuerzas no podían realizar desembarcos
entonces porque en las costas de Noruega, Holanda, Bélgica, Francia y puntos
cercanos había más de cincuenta divisiones alemanas.
Lo más que de momento podían hacer Roosebelt y Churchill era mantener cierto
acoso que tuviera inmovilizadas a esas 50 divisiones (más de seiscientos
cincuenta mil combatientes). También mantenían ocupada a toda la marina de
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