INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 16
organismo policíaco sobrepuesto al pueblo, sino entreverado en el mismo pueblo,
infiltrado en todos los estratos de la sociedad, en todos los puntos en que
confluyen los diversos grupos sociales. Es una inmensa red de canales
subterráneos mucho más efectivos que todo el engranaje gubernamental visible.
Desde el Zar hasta los más pequeños hijos del Zar; desde los altos funcionarios
hasta los policías; desde los oficiales de academia hasta los soldados de carrera y
tradición; desde los intelectuales afectos a la política hasta los pequeños
burgueses reacios al nuevo régimen todos fueron aniquilados o llevados a campos
de trabajo forzado. Los núcleos activa o potencialmente contrarrevolucionarios
fueron perseguidos, diezmados y anulados.
Una minoría organizada que conoce su camino y su meta, siempre logra
imponerse a una gran masa desorganizada, desorientada que no sabe a dónde ni
cómo dirigirse.
Toda la capa pensante rusa; todo el limo del pueblo ruso, fue eliminado o
dispersado. Lo que quedó en lugar de todo eso fue un grupo pensante no-ruso,
apoyándose difícil y precariamente en algunas chusmas embriagadas de
anarquía. Sin embargo, éstas iban descargando sus energías y tornaban a la vida
normal. El reflujo producía un creciente número de desertores del movimiento
revolucionario, aumentado por quienes se sentían defraudados por el comunismo
práctico, bastante diferente de las engañosas promesas del comunismo teórico.
En Petrogrado, cuna de la revolución, los marinos del Báltico pidieron la abolición
de la dictadura roja (2 de marzo de l92l) y contra ellos marchó una columna de
exterminio encabezada por León Davidovich Bronstein (conocido como León
Trotzky) quien aplicó un golpe de abrumante terror al ejecutar a diez mil de los
opositores. Trotzky evidenció que si unos cuantos ejecutados pueden enardecer y
estimular a la oposición, una montaña de cadáveres la aterra y paraliza.
El terror en pequeñas dosis exacerba al pueblo; en dosis masiva lo acobarda y
doblega. La GHEKA actuaba con un profundo conocimiento psicológico de las
masas y con una determinación glacial. Sus creadores y jefes nada tenían en
común con la sencillez del pueblo ruso. Fue significativo, por ejemplo, que durante
el choque soviéticopolaco, el "polaco" Víctor Stevskevich cayó prisionero de la
URSS, pero no fue ni encarcelado ni fusilado. En el acto el jefe de la CHEKA,
Dzierzhinski, le dio un alto cargo en el Departamento de Contraespionaje de la
propia CHEKA. Al frente de este Departamento se hallaba otro no-ruso, o sea
Renucci, nacido en Génova, Italia, y llegado a Rusia precisamente días antes de
que triunfara la revolución bolchevique. Ahí adoptó el apellido de Artuzonov y
recibió inmediatamente un puesto clave.
Todos esos jefes no-rusos descargaron golpes de terror masivo, abrumante,
"técnico", que en los seis primeros años liquidaron a 54,000 oficiales del ejército
tradicional, a 260,000 soldados a 70,000 policías, a 1,219 sacerdotes, 29 obispos,
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