INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 126
Moscú, facilitaba el plan de Hitler. El grupo de infiltración no se había enterado
oportunamente de que el plan del Estado Mayor General no se hallaba en
ejecución y que en su lugar se desarrollaba el plan de Hitler o bien, ese secreto no
pudo ser comunicado oportunamente a Moscú.
Luego ocurrió que Guderian tenía que ir haciendo improvisaciones sobre la
marcha, de tal manera que no había en el Alto Mando un plan preconcebido que
pudiera ser delatado por la lnfiltración.
Esa circunstancia favorable coincidió con otra, en que se combinaron la destreza y
el arrojo. Para que el ejército de Guderian pudiera penetrar en Ucrania y realizar el
cerco de los cinco ejércitos soviéticos del Sur (con base en Kiev), como quería
Hitler, era necesario cruzar el impetuoso río Desna, que en Novgorod Sewerskij
tenía un puente de setecientos metros de longitud. La 3ª división blindada del
general Walther Model marchaba hacia él, pero se temía fundadamente que los
rusos lo volaran antes que entregarlo. Ya se había trabado combate en las orillas
de Novgorod, a unos cuantos kilómetros del puente.
Antes de que esa lucha se decidiera, una sección de zapadores y varios tanques,
al mando del teniente Stoerck y del teniente Buchterkirch, especialista en puentes,
se coló por una hendidura del frente soviético, cruzó varias calles de Novgorod y
se dirigió al puente. Un grupo de tropas soviéticas se hallaba ahí, en espera de la
orden de volar el puente, y ya tenían listas las cargas de dinamita, la mecha y
varios botes de gasolina.
La sección de zapadores irrumpió tan intempestivamente que los encargados del
puente se dispersaron buscando protección. El teniente Stoerck, con los cabos
Fuhn y Beyle y varios zapadores, corrieron a quitar la mecha y los botes de
gasolina. Los rusos se disponían ya a contraatacar al tanque alemán que
encabezaba la acción, pero los de un segundo tanque al mando del teniente
Buchtenkirch les hicieron fuego. Cuarenta soviéticos se esforzaban por quemar el
puente, trepando por las vigas inferiores y lograron incendiar varios bofes, pero los
zapadores alemanes que andaban arriba los apagaban, en tanto que los hombres
de Buchtenkirch les cubrían las espaldas a los zapadores y disparaban sobre los
rusos.
El teniente Stoerck divisó que a mitad del puente, a trescientos metros, estaba una
enorme bomba con espoleta de tiempo y se lanzó corriendo hacia ella. El albur de
vida o muerte era de llegar o no a tiempo.
Stoerck llegó hasta la bomba y con sumo cuidado se puso a desatornillar el
fulminante. Fueron segundos que se alargaban como minutos.
La bomba quedó inutilizada. El puente fue capturado casi intacto. Una bengala
blanca (significando "aquí estamos") ascendió desde el otro extremo del puente.
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