INFILTRACIÓN MUNDIAL - SALVADOR BORREGO E. Infiltración Mundial (Salvador Borrego E.) | Page 120

Los copados reagrupaban columnas y lanzaban furiosos ataques, con la desesperación del que trata de salvarse. Había sitios críticos en que incluso los estados mayores de las divisiones entraban en combate. Y había otros sectores en que se tenia que proceder con extrema frialdad y presencia de ánimo para impedir la ruptura del cerco. Por ejemplo, lo que pasó en las proximidades de Zelwa a la 29a. división alemana. Los soviéticos se abalanzaron atacando al grito de "¡hurra!", en columnas de compañías, de batallones y de regimientos. "Lo que luego ocurrió -dice un testigo- dejó mudos de asombro a los soldados alemanes de infantería. Los rusos atacaron en un ancho frente, avanzando en grupo compacto de tres y cuatro filas en fondo6 ¿Se habrán vuelto locos? se preguntaban los de la 29a. división. Las murallas de cuerpos uniformados, de hombres que se apretaban unos contra otros, avanzaban, al parecer, completamente fuera de sí. Las bayonetas caladas sobresalían del muro de hombres como otras tantas puntas de lanza... ¡Hurra! ¡Hurra!" Aquella era una embestida furiosa, psicológica, que podía romper los nervios de los sitiadores. Si hacían fuego desde lejos, el tiro serla inseguro, y cuando la masa de atacantes estuviera ya cerca probablemente los tiradores hubieran agotado la munición que tenían a mano. "¡Esperen la orden de fuego!”, gritó un capitán alemán. Pero la muralla soviética seguía avanzando con paso firme. iHurra, Hurra! "A los soldados alemanes que servían en las ametralladoras se les oprimió de angustia el corazón. ¿Quién iba a detener eso?... Pero en aquel momento se oyó la voz: "¡Fuego a discreción!” "Los que apuntaban movieron el gafillo, pensando: Si no caen ustedes, caeremos nosotros”. "¡Fuego!”6 120