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INFILTRACIÓN MUNDIAL
Hitler llevaba a rastras al Estado Mayor General.
LA VIDA SE APOYA EN FACTORES IMPONDERABLES.
El jefe del estado Mayor General, Franz Halder, y el jefe del ejército, general
Brauchitsch, habían cursado altos estudios y concebían la estrategia como una
ciencia exacta, en la que todo puede pesarse, medirse y preverse, y en la que
no debía darse un paso que no estuviera previamente asegurado con la
evidencia de las cifras.
Esa inclinación de ambos jefes estaba, además, cultivada por el Movimiento de
infiltración. El temor de Halder y Brauchitsch a cualquier acción audaz era bien
explotado. Hitler sentía esta resistencia, y entre él y el Estado Mayor General
fue abriéndose un abismo de hostilidad e incomprensión.
La situación era bastante distinta en el Alto Mando de la Marina. La marina
alemana era pequeña. Ocupaba un quinto lugar en el mundo, después de
Inglaterra, Estados Unidos, Francia y Japón. Le Infiltración había penetrado
preferentemente en el Ejército, que era la principal fuerza alemana, en el
Servicio de Contraespionaje (que teóricamente era el organismo que combatía
infiltraciones), y en diversos sectores religiosos, que eran aprovechados para
encubrir intenciones. Pero se dejó a un lado a la Marina, quizá porque su
influencia era muy reducida.
El hecho se hizo patente desde el primer momento de la guerra, pues la Marina
trazaba audaces planes de acción, y trataba de alentar a Hitler para que los
autorizara, no obstante los grandes peligros que entrañaba enfrentarse con las
flotas combinadas de Inglaterra y Francia, 7 veces más fuertes que la Marina
alemana.
El hundimiento del portaaviones inglés "Courageous", de 22,000 toneladas,
realizado por el capitán Schuart del U-12; las correrías de barcos solitarios por
el Atlántico y el Índico desafiando a grandes escuadras aliadas; el hundimiento
del acorazado ingles "Royal Oak" en su propia base, por el capitán Prien del U-
47, y otras acciones por el estilo realizadas en las primeras semanas de guerra,
eran obra más de la entusiasta preparación y del arrojo que de la fuerza.
La guerra es lucha, como la vida misma, y no es posible pesarlo todo, ni
preverlo todo. Intuición, arrojo, improvisación, son elementos esenciales
en los más difíciles momentos.
Entre los planes que el Almirante Raeder, jefe de la Marina, sometió a la
consideración de Hitler, figuraba la ocupación de Noruega. Se preveía que
Inglaterra se aprestaba a tomarla como base contra Alemania. El hecho de que
minara las aguas noruegas para interrumpir el abasto de hierro a la industria
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