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INFILTRACIÓN MUNDIAL
prácticamente presos y en capilla. El almirante Krancke le reprochó duramente
su conducta al general Stuelpnagel y éste guardó silencio.
Al día siguiente Stuelpnagel fue llamado a Berlín. En el camino, en Verdun, se
dio un tiro, pero no murió y quedó ciego. Poco después aceptó su culpa ante el
consejo de guerra y fue ejecutado.
El mariscal Von Kluge no se sentía muy tranquilo por sus anteriores contactos
con los conspiradores" "En realidad -dijo- hubiésemos debido dar parte de lo
que se planeaba desde entonces (un año antes, según él creía). Pero, ¿quién
hace una cosa así?"
Cuando poco después se le ordenó que entregara el mando al mariscal Model,
y compareciera en Berlín, decidió envenenarse. En una especie de acto de
contrición, le envió una carta a Hitler diciéndole: 'Mi Führer: yo siempre he
admirado su grandeza y su actitud en esta lucha gigantesca y su férrea
voluntad de afirmarse usted mismo y el nacionalsocialismo. Si los hechos son
más fuertes que su voluntad y su genio, se debe esto o la fuerza del Destino.
Ha luchado Usted con honor en una gran batalla. Este es el certificado que le
extenderá la posteridad. ¡Viva mi Führer!. - Mariscal Von Kluge".
Von Kluge se envenenó inmediatamente después de escribir esa carta. Todo
indica que era sincero y que fue una debilidad de su parte haber
contemporizado con los infiltrados, quienes por su lado lo despreciaban y jamás
lo consideraron de su grupo. Sélo trataban de influir en él y de desmoralizarlo,
aprovechando los nexos de amistad v compañerismo.
Días antes Rommel (segundo de Von Kluge en el comando del frente
occidental) había sido herido por un avión aliado. De las investigaciones y la
documentación recogida a los detenidos se desprendía que él estaba de
acuerdo para formar parte de un nuevo régimen. En realidad, Rommel no
conocía la existencia del Movimiento de infiltración. Había caído en la trampa
del Dr. Stroelin y del Dr. Goerdeler, según la cuál si se privaba a Hitler del
mando se lograría que Roosevelt y Churchill cesaran la guerra contra Alemania
y ayudaran a derrotar a la URSS.
Alrededor de ese engaño Rommel había accedido a cooperar con el Dr.
Goerdeler y su grupo. Una vez descubierto, Rommel recibió del Alto Mando le
proposición de escoger entre ir ante un consejo de Guerra, donde podría
exponer lo que tuviera que alegar, o suicidarse. Rommel optó por lo segundo,
tomó veneno y fue enterrado con todos los honores de mariscal. Pagó con su
vida el error de un momento de debilidad y quiso que su muerte ocultara el
hecho de que, había participado de una conjura cuyas proporciones tan vastas
realmente ignoraba.
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