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INFILTRACIÓN MUNDIAL
TROPIEZOS DE LA INFILTRACIÓN.
En los últimos cuatro meses de 1943 hubo cuatro intentos de asesinar a Hitler.
Dos planes minuciosamente preparados habían fracasado en el mes de marzo.
El banquero suizo-judío Jakob Wallenberg hizo un viaje a Berlín para
entrevistarse con el Dr. Goerdeler, coordinador de infiltrados, y urgirlo a que se
asesinara a Hitler. Goerdeler le explicó que ya había un nuevo plan para
septiembre y que el oficial de Estado Mayor Fabián von Schlabrendorff entraría
en contacto con un agente de Winston Churchill a fin de concertar lo
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concerniente a la formación de un nuevo régimen.
El plan de septiembre consistía en que el general Helmut Stieff -jefe de la
Sección de Organización en el Alto Mando- aprovechara sus frecuentes visitas
al cuartel general en Rastenburgo a fin de matar a Hitler con una bomba. Para
el efecto, el general Von Tresckow le suministró varias bombas inglesas, que a
su vez le habían sido enviadas por el almirante Canaris.
Stieff guardó las bombas en una .garita del cuartel general de Hitler. Varias
veces acudió al despacho de éste, .pero calculó que en cierta forma la
explosión lo mataría también a él y que haciendo las cosas de otro modo podía
salvarse, pero sería descubierto. Stieff era eficaz para trabajar en las sombras,
desde las cuales pasaba secretos para ser retransmitidos a Moscú, pero no
podía decidirse a actuar más o menos a la luz. Temió por su vida. En eso una
bomba estalló accidentalmente y voló un muro, la guardia pidió una
investigación y fue comisionado el perito Werner Schrader, del Servicio de
Contraespionaje.
Schrader podía haber encontrado una 'buena pista, pero él mismo formaba
parte del grupo de Canaris y paulatinamente le fue "echando tierra" al asunto.
En Suiza, el banquero Jakob Wallenberg veía con decepción que el mes de
septiembre había terminado sin que Hitler muriera…
Los encubiertos urdieron otro plan en connivencia con el general Eduard
Wagner, intendente General. Consiguieron que el coronel Axel von dem
Bussche se comprometiera a volarse con una bomba cuando estuviera
demostrándole a Hitler un nuevo equipo destinado al frente de Rusia. Esto se
haría durante una exhibición programada por la Intendencia. "Pera el caso de
que la bomba de relojería fallara, me decidí por un cartucho de dinamita con
fulminante de granada de manó alemana -dice Von dem Bussche-. Llevaría
este cartucho en el bolsillo y así dispondría de una especie de reaseguro: si la
bomba fallaba el cartucho no fallaría".
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Auge y Caída del III Reich.- William L. Shirer, procomunista.
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