INFILTRACIÓN MUNDIAL PDF - NUEVA EDICIÓN MEJORADA Infiltración Mundial PDF actualizado | Page 263

INFILTRACIÓN MUNDIAL Tiempo antes la Gestapo había capturado en Alemania a dos espías comunistas muy competentes, Jeorges y Johanna Wilmer, y en vez de ejecutarlos, consiguió atraerlos pagándoles bien. Los Wilmer aceptaron trabajar pura la Gestapo y fueron comisionados para entrar en contacto con Alexandre Rado, jefe del espionaje soviético en Suiza. Los esposos Wilmer le contaron a Rado que habían logrado huir de Alemania y que estaban ansiosos de reanudar su labor al servicio de Moscú, Rado desconfiaba, según la norma profesional, y consultó .a Moscú, pero de ahí le dieron buenas referencias de los Wilmer. Sin embargo, Rado no los quiso cerca de él y los envió a Lausana para que auxiliaran al agente Alexander Foote. La Gestapo esperó que los Wilmer averiguaran más nombres de agentes, direcciones, etc., con la idea de secuestrarlos a todos. Los esposos Wilmer invitaban frecuentemente a comer o a cenar a Alexander Foote, a fin de extraerle alguna información. Pero todos eran zorros viejos del espionaje. Dos leznas no se pican. Foote descubrió que de su abrigo, en casa de los Wilmer, había desaparecido un papel con apuntes sin importancia. En otra ocasión advirtió que su chaqueta había sido registrada después de haberla dejado en un perchero. Lo supo porque encontró roto un hilo muy frágil con el cual había dado dos puntadas a los bolsillos interiores. Foote dedujo que la Gestapo lo tenía ya en la mira, dejó su casa y se refugió en un departamento. Foote era en los últimos meses quien retransmitía a Moscú los informes secretos que el Movimiento de Infiltración enviaba desde Alemania a Suiza. Algunos de los agentes alemanes que rastreaban Suiza fueron descubiertos y capturados por el servicio suizo de contraespionaje, pero otros continuaban la búsqueda de las estaciones secretas comunistas. La Gestapo libraba una doble lucha: primero, a caza de los agentes rojos que desde antes de la guerra operaban en Suiza; segundo, contra la policía secreta suiza, que hablando de neutralidad capturaba a cada agente alemán que descubría, pero que se venía haciendo de "la vista gorda" respecto a los agentes marxistas. La situación se iba volviendo muy tensa. La policía secreta suiza se dio cuenta de que los agentes de la Gestapo seguían ya muy de cerca a varios agentes rojos y que éstos podían ser asesinados o secuestrados. Y entonces la propia policía suiza detuvo a Edmond Hammel y a su esposo Olga, que manejaban una estación de radio clandestina al servicio de Alexandro Rado. También fue detenida otra agente comunista, Margarefa Bolli, junto con un agente de la Gestapo que se había ganado su confianza. 263