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INFILTRACIÓN MUNDIAL
poco después las cosas empeoraron porque el fuerte de Eben Emael estaba
prevenido y ya los buscaba en el horizonte con las miras de sus ametralladoras.
El comandante belga Jottrand había recibido aviso desde las 3.30 de la
madrugada de que se aproximaba un ataque por aire. Cuando apareció el
primer planeador, del piloto Lange, una batería de ametralladoras le hizo fuego.
No se había logrado tal sorpresa.
En ese instante Lange decidió enfilar directo hacia el peligro y picó su aparato
en dirección de las ametralladoras antiaéreas, cosa que desconcertó a los
ametralladoristas, y en unos segundos estrelló el ala del planeador contra la
batería. El fuselaje se detuvo poco más adelante y saltó el pelotón del sargento
Haug, que con ráfagas de pistolas ametralladoras y con granadas de mano
atacó la fortificación más próxima.
La determinación del piloto Lange, que no viró al ver que carecía del factor
sorpresa, fue decisiva para que otro planeador volando sumamente bajo,
descendiera ante un fortín de ametralladoras y piezas antitanque. Saltaron los
soldados del sargento Wensel y arrastrándose por el suelo llegaron hasta la
abertura del periscopio de una batería por la cual arrojaron una carga de
dinamita.
En los dos primeros minutos del ataque fueron inutilizados diez fortines. Los
zapadores recibieron en paracaídas más cargas de explosivos y poco más
tarde se les unió su comandante, el teniente Witzig. La lucha continuó durante
todo el día y toda la noche. A las 13.15del día siguiente la guarnición capituló,
cuando gran parte de sus fortines y galerías subterráneas habían sido
dinamitadas por los atacantes.
Otros golpes parecidos se consumaron sobre tres importantes puentes del
Canal Alberto y en cada una de esas operaciones participaron menos de cien
hombres.
Simultáneamente, y a fin de provocar confusión entre los aliados, los alemanes
lanzaron en diversos puntos 200 "paracaidistas'' que no avanzaban ni se
rendían…se trataba de muñecos de paja uniformados y con armas y
dispositivos automáticos para encender petardos que simulaban ruido de
combate. (Esta estratagema la usaron cuatro años después los aliados en la
invasión de Francia).
LOS 30.000 “MUERTOS” DE ROTERDAM.
En la guerra la propaganda es también un arma de lucha que enfatiza victorias
y amengua derrotas que tiende a levantar la moral propia y a debilitar la
contraria. Pero en la pasada guerra la propaganda aliada tuvo una veta de
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