La educación, un camino hacia el mejor YO
Durante muchos años no estudié, tan solo anduve por la gran escuela del mundo aprendiendo de sus tantas clases prácticas y descubrí que las mejores clases magistrales habían sido recibidas en mi casa y que gracias a ello mi mente y mi persona eran aptas para aceptar y comprender todo lo que mis sentidos le aportaban en aquellos momentos.
Cuando decidí volver a emprender mis estudios hace dos años, lo mejor fue la alegría con la que mis padres recibieron la noticia; ya no era el hecho de obtener con ello un titulo o un mejor trabajo, era una vez más el resultado de su enseñanza que me llevaba a decidir por mi misma nuevamente y a escoger mi camino como adulta responsable y consecuente de mis decisiones.
Siempre he querido plasmar mi experiencia sobre estos hechos y sobre la conciencia que deberíamos tomar sobre ello, no solo en nuestro entorno familiar, sino también al resto de nuestras relaciones interpersonales.
Facilitar a los demás que sean ellos mismos libremente, darles alas y apoyo incondicional son hechos importantes aplicables a todos los ámbitos de nuestra vida; En estos dos años de estudios cursados he vivido muchas situaciones de escepticismo ante mi decisión por muchos de mis conocidos, pero por otro lado he recibido mucha empatía por parte de familiares, amigos cercanos y sobre todo profesores.
Quizás el esfuerzo por finalizar mis estudios aprobando una o dos asignaturas al año conjuntamente con una jornada laboral, pago de facturas, tareas del hogar, relaciones sociales y otras circunstancias que suceden en la vida; no me aporte grandes beneficios económicos o laborales a corto plazo, pero puedo asegurarte querido individuo adulto que hoy no solo soy más ágil mentalmente por trabajar constantemente el flácido musculo que tenemos apoyado sobre los hombros, sino también estoy muy cerquita de mi mejor YO y la mejor de las recompensas es , que creo más en mí.
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