en territorios tradicionales de los pueblos indígenas,
tienen impacto negativo en sus derechos a tierras, salud, un ambiente habitable y sustento.” El comité de
expertos independientes sobre el racismo también comentó con preocupación la forma en que se trataba a
los refugiados y otros que buscaban asilo, los ataques
a estudiantes extranjeros y la integración de inmigrantes recientes de África, Asia y el Oriente Medio.
Al año siguiente, la Comisionada Navi Pillay, de la
Comisión de Derechos Humanos de la ONU, visitó
Australia y criticó la política de ‘intervención’ del gobierno anterior que proseguía el entonces Primer Ministro Julia Gilard: “En mis conversaciones con los
pueblos aborígenes, pude ver el profundo dolor y sufrimiento que han sentido por las políticas gubernamentales que se le han impuesto.” Pillay, quien antes
abogó contra del apartheid en Sudáfrica, calificó el
“elemento de discriminación racial [en Australia]
como una forma inhumana de tratar a la gente, de juzgar sus diferencias raciales, de color o religiosas.”
También comentó que la política de encerrar por mucho tiempo a los que buscan asilo “manchaba el expediente del país en cuanto a los derechos humanos” y
parecía ser completamente arbitraria. Concluyó que
las leyes, políticas y prácticas en Australia englobaban
la discriminación racial.13
Condiciones tercermundistas en un país desarrollado
Australia es uno de los países más ricos del mundo,
con abundantes recursos naturales. Sin embargo, tiene
una de las brechas entre ricos y pobres más grandes
entre las sociedades desarrolladas. El documental de
Pilger resalta que mucha gente aborigen está muriendo
de enfermedades evitables que han sido erradicadas
entre la mayoría de la población.
El Ministro de Educación recientemente admitió que
están “tratando como basura” a los niños aborígenes,
quienes asisten a escuelas ‘espantosas’.14 Adrian Piccoli, cuyo estado de Nueva Gales del Sur tiene el mayor número de estudiantes aborígenes, asevera que tales condiciones jamás serían aceptadas en comunidades no aborígenes: “Felizmente permitimos que los
criterios resbalen cuando se trata de comunidades y
pueblos aborígenes.” Piccoli ejemplificó con un pueblo, en el norte del estado, Moree, donde una escuela
mayormente aborigen, en un extremo del pueblo, tenía
“condiciones deplorables”; mientras que al otro lado,
otra escuela primaria con sólo un tercio de estudiantes
aborígenes estaba “en buenísimas condiciones”. A pesar de que los niveles de preparación de los aborígenes
han mejorado un poco en los últimos cinco años, siguen muy por debajo de los de los otros estudiantes.
Aproximadamente 46% de los estudiantes aborígenes
estudian hasta el último año escolar, comparado con
el 78% de los estudiantes no aborígenes.
También hay preocupaciones sobre los nuevos planes
de servicios sociales para quitarles los hijos aborígenes a sus padres. En mayo 2013, el Ministro Principal
del Territorio del Norte, Adam Giles, primer líder indígena en un estado o territorio en el país, abogó por
proteger caso por caso a niños vulnerables. Vicki Lee,
portavoz de las Corporación Aborigen de Generaciones Robadas del Territorio del Norte, enfatizó que: “la
pérdida de cultura, tierra y lengua dentro de una familia aborigen tiene un impacto muy duradero en el bienestar social y emocional de esos niños sacados de sus
familias.”15
Al comparar a Australia con Sudáfrica antes del final
del apartheid, Pilger dijo que “le chocaba la similaridad de la supremacía blanca y la conformidad y actitud defensiva de los liberales”. Sin embargo, la reputación del ‘País de la Suerte’ no ha sufrido. No ha habido rechazo ni boicoteo internacionales.16 En 2008,
Kevin Rudd habló de un “futuro en que todos los australianos de cualquier origen serían verdaderos compañeros, con igualdad de oportunidades y con igualdad de posibilidades para participar en darle forma al
próximo capítulo de la historia del gran país de Australia”.17 No obstante, los grupos aborígenes tienen
poco poder político, siguen siendo tratados con condescendencia, discriminados por agencias gubernamentales e ignorados o despreciados por muchos de
sus conciudadanos.
Poco después de asumir el premierato en septiembre
de 2013, Tony Abbott inauguró un Consejo Consultativo sobre Asuntos Indígenas con el propósito de revertir las crónicas desventajas sufridas por el pueblo
original de Australia.18 Abbott dijo que sería el primer
“Primer Ministro para Asuntos Aborígenes” y prometía “un nuevo compromiso” con el pueblo aborigen de
Australia. Declaró que quería que más aborígenes estudiaran y encontraran trabajos, así como disminuir la
delincue