Generaciones robadas
Como otros primeros habitantes de naciones colonizadas, el pueblo aborigen que sobrevivió el genocidio de
la época colonial perdió su territorio y fue desplazado
dentro de su propia tierra. También hubo varios intentos de asimilarlo de forma forzada. Agencias gubernamentales obligaron a miles de niños medio aborígenes
a abandonar a sus familias. De 1909 hasta la década
de 1970 los colocaban a trabajar para familias blancas
o instituciones.6 Nadie que haya visto la película Stolen Children [Niños robados] puede dejar de conmoverse con la historia de tres hermanas que en 1931 fueron obligadas a dejar a su madre y colocadas en un
orfelinato, donde les enseñaron a ser sirvientas domésticas de familias blancas. Ellas lograron escapar, viajar miles de millas y cruzar el desierto para volver a su
familia.
En febrero de 2008, el Primer Ministro de Australia,
Kevin Rudd, ofreció disculpas por las ‘generaciones
perdidas’. Y se refirió a la ocasión en que “la nación
podía comenzar una nueva página en la historia de
Australia y deshacer los agravios del pasado, para poder ir hacia adelante con confianza en el futuro”.7 Un
año antes, el gobierno del entonces Primer Ministro
John Howard había intervenido en el remoto Territorio del Norte, un área con gran población de aborígenes. Esta intervención se presentó como un intento de
cerrar las brechas educacionales y dar empleo y atención médica entre los blancos y negros de Australia.
Se enviaron miles de tropas y policías a las comunidades aborígenes para erradicar el abuso infantil, alcoholismo y violencia doméstica. Según John Pilger, “a las
comunidades indígenas les robaron sus ya limitados y
básicos derechos y servicios bajo el pretexto que entre
ellos había números impensables de pandillas pederastas”, acusación que la policía y la Comisión Criminal de Australia desestimaron. 8 Al pueblo aborigen lo
pintaron de manera tan disfuncional que la Ley de Discriminación Racial en el Territorio del Norte fue suspendida cuando comenzó la intervención. No obstante
la excusa, Rudd, decidió defender la Intervención de
Emergencia en el Territorio del Norte lanzada por su
precursor. Esto desilusionó a muchos líderes aborígenes, quienes esperaban que su oferta de disculpas marcara el comienzo de un nuevo capítulo en las relaciones raciales internas.9
Racismo atrincherado
32
En 2009, después de una investigación del trato que
estaba recibiendo la población aborigen del país, un
informe de las Naciones Unidas reveló haber encontrado “racismo atrincherado” en Australia. Así lo declaró en Canberra, la capital de Australia, James
Anaya, Relator Especial de la ONU para los Derechos
Indígenas, tras completar un recorrido investigador
durante el cual visitó comunidades indígenas y recomendó conversaciones con el gobierno.
Su informe acusó a este último de violar repetidas veces sus obligaciones con los derechos humanos e indígenas. Al referirse a la Respuesta de Emergencia del
Territorio del Norte, Anaya dijo que la política estricta
hacia la población indígena era obviamente discriminatoria. Notó que la intervención “minaba el derecho
de los pueblos indígenas a controlar su propio destino,
su derecho a la auto determinación”. También dijo que
las medidas tomadas discriminaban claramente a los
pueblos aborígenes y estigmatizaba a las comunidades
ya marcadas. Tachó de “degradante” la política de
obligar a los aborígenes a separar una parte de sus subsidios para cosas esenciales como comida y alquiler:
“Tienen que llevar consigo una tarjeta que los marca
como gente incapaz de manejar sus propios fondos.”
Tales restricciones eran ‘incompatibles’ con las obligaciones del Estado bajo el Convenio para la Eliminación de Todas Formas de Discriminación Racial, el
Convenio Internacional sobre los Derechos Civiles y
Políticos, y la Declaración sobre los Der X