Identidades Numero 3, Septiembre 2014 | Page 96

sus dientes romos. El cúter, que es el viejo calador. El felco, que era un serrucho. Se doblaba y guardaba su hoja como una navaja. Una verdadera piraña de acero, con tres filas de dientes. Mezcla de mandíbula de tiburón y cocodrilo. Esas tres cosas juntas. Esos tres bichos juntos, en una herramienta. Cuentan que un duelo congo consistía en meterse cada uno dentro de un tanque de 55 galones con una mano amarrada a la espalda y un cuchillo en la otra. Y por allá, por la zona de Camagüey, los guajiros en el monte prueban su brazo en competencias que consisten en ver quién puede, con un machete, picar de un tajo más barras de guayaba. De atrás viene el asunto. El gobierno colonial español prohibía el tránsito de los esclavos asalariados con sus herramientas en jolongo. El paké cong haitiano, que es insustituible en un trabajador. Porque el dueño de los hierros es Oggún Arere, que también manda guao de Caboyende. El imaginario criollo ha diseñado las herramientas más increíbles tanto para trabajar —de acuerdo a la utilidad que se le dé y a la eficiencia que demande— como para defenderse o atacar. 96 Desde el hueso, la costilla de res en un museo, hasta el abrecartas de madera. Las brigadas de chapeadores, encargadas de trasquilar los canteros, han resuelto un tipo de machete con doble filo. Y opera, el chapeador, con el péndulo completo del brazo armado sobre la yerba. Y no con el desbroce, digamos sincopado, de péndulo interrumpido, como normalmente vemos que indique trabajar la herramienta. Los escultores en el África profunda tienen diseñada una sola herramienta para todo. Son como estrellas de mar de acero, o Victorinox desordenadas, o vaya usted a saber qué formas cobren entre filos, puntas y hojas diversas. La fauna y la naturaleza, y el trabajo, despiertan y contienenreflejan las más intensas y extrañas formas de comunión en la violencia. En una película de gitanos el tipo mete una cuchilla de afeitar dentro de una tarjeta de crédito, con la que degolla a otro. Y en una cárcel cubana, una cuchilla de afeitar en pedacitos adentro de un jabón se ofrece como regalo.