de la más amplia variedad de productos alimentarios de sus tierras de origen:
Los africanos eran arrancados abruptamente de sus territorios sin poder traer consigo
nada que contactara directamente con sus orígenes
Obviamente no podían escoger su dieta
El entorno cubano carecía de muchos
componentes de la ración africana
Fueron obligados a adaptarse a la cultura
del blanco dominante
La mayoría de los esclavos africanos eran
hombres, generalmente con pocos conocimientos
culinarios, pues la trata los prefería para rudos trabajos y eran más resistentes también para el largo
viaje trasatlántico en condiciones infrahumanas.
Pero muchos productos poblaron nuestra mesa
traídos en los barcos de comerciantes.
De África nos llegaron viandas como la malanga,
el ñame y el plátano (este último vino también de
las Antillas y de las orillas del Orinoco, según el
historiador decimonónico Jacobo de la Pezuela),
que hoy se encuentran entre las preferidas en
nuestros hogares. Otros productos tan característicos como el quimbombó y los platos preparados
con él, son de origen africano.
Congrí
Las viandas vinieron a enriquecer también a los
platos ya establecidos.
En Los factores humanos de la cubanidad (1940),
Ortiz en se detiene a describir el ajiaco tal y como
lo preparaban los aborígenes y su enriquecimiento con el decursar del tiempo, al incorporarse
productos africanos y las carnes frescas de res, tasajos y lacón, de orígenes castellanos, entre otros,
lo cual es un simple, pero exquisito, ejemplo de
integración nacional.
Prú
Quinbombó
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