Identidades Numero 3, Septiembre 2014 | Page 57

Prohibido olvidar * en Cuba Boris González Arenas Historiador y cineasta Blog Probidad La Habana, Cuba A las víctimas del hundimiento del transbordador 13 de Marzo En “Camino al poder a través de la Revolución” (Diario de Cuba, 23 de marzo de 2014), distingo entre el liderazgo colectivo y el liderazgo único. El liderazgo colectivo se afirma en la libre elección de los conjurados en cualquier movimiento de subversión política. La elección responde a virtudes del elegido, que han sido identificadas colectivamente, pero la cohesión no se establece por su naturaleza imprescindible, sino por la necesidad de organizar de manera efectiva la acción subversiva y la resistencia. La posibilidad de la muerte es el elemento que aúna en torno al liderazgo. Que el elegido permanezca como líder depende del consenso. En el liderazgo único no sucede así. El líder deja de ser una elección y se convierte en el origen y el fin de la acción política. Se instrumentan mecanismos de represión e ideológicos para conseguir la permanencia del líder al frente del movimiento. De ahí que el liderazgo único, por mucho que comparta con el liderazgo colectivo, pues en ocasiones llega a compartir al que le encarna, solo es identificable una vez que el triunfo revolucionario se ha establecido. El paso del liderazgo colectivo al liderazgo único supone un cambio de naturaleza que demanda al olvido. Lo colectivo supone la convergencia de las memorias; lo único indica la trascendencia del que prevalece. Al indagar sobre tres tipos de olvidos en la Cuba posterior a 1959 y su papel en la instrumentación del autoritarismo castrista, comienzo por el olvido que resulta de la instrumentación de un régimen autoritario, paso de inmediato al rechazo del recuerdo, que es el olvido asumido de manera individual para asimilar y sobrevivir en el orden impuesto, y concluyo con el modo de olvido que prefiero identificar como incapacidad de recordar. Si el liderazgo único instrumenta mecanismos de contención de la memoria de todos, la negación del recuerdo se emplaza también a niveles mucho más intuitivos, que demandan al individuo no una asimilación de los requerimientos que le llegan desde el poder, sino también un ejercicio activo para impedir la recordación. A quien queda a la sombra del liderazgo único se le exigirá atender sus declaraciones. En el argot cubano esto se pone de manifiesto con la expresión “cuida tus comentarios”. Se demandará una crítica constructiva frente a los fenómenos que rodean el liderazgo único —no así frente a sus antagonistas— y se creará una complicada cadena de espacios para ejercer la crítica con exclusión de su visibilidad social y su identificación con posiciones semejantes.2 Se crea también la noción de que el otro, el antagonista, es el enemigo. Y contra el enemigo, el liderazgo único movilizará todo su poder, desde el militar y el jurídico hasta el sem :