Identidades Numero 3, Septiembre 2014 | Page 56

esta debe ser protegida por la ley de un modo eficaz para debilitar la tentación de destruir la dignidad, siempre presente en el ejercicio del poder, y para castigar cualquier transgresión de los derechos a través de la ley. Muchos ciudadanos comienzan así a enfocar su relación con el Estado y con el poder a partir de la noción de ciudadanía y de su fuerza de legitimidad para determinar el poder del Estado y de las autoridades. En otra dirección, se ha fortalecido el intercambio entre las organizaciones de la sociedad civil. Con Consenso Constitucional se va logrando que las diferentes organizaciones entiendan que avanzar en nuestras opciones pasa por la desfragmentación de la sociedad civil, por la cooperación entre todos y por la posibilidad de encontrar puntos de contacto y de acuerdos que nos permitan avanzar a todos. El impacto que esto tiene para las posibilidades del necesario cambio democrático es mental e intelectualmente visible. Se comienza a superar la estricta visión corporativa que han desarrollado muchas organizaciones de la sociedad civil. Esta visión hace difícil a veces compartir la idea de que, llegados a cierto punto de madurez, la suerte futura depende primordialmente de empujar, 56 junto al resto, un proyecto común en el que se beneficiarían individualmente como grupos. En este sentido, podemos parafrasear el aforismo del pensador anglo-holandés Bernard de Mandeville en La Fábula de las Abejas: solo se pueden satisfacer los vicios privados cuando se ejercen y comparten las virtudes públicas. Consenso Constitucional trabaja también sobre una base psicológica fundamental, que tiene que ver con la posibilidad de cambios raigales. Los cubanos en general necesitamos aprender la importancia de trabajar en el mediano y largo plazos. Necesitamos darnos cuenta de que, tanto en la vida personal como social y política, lo que podamos lograr depende de una serie acumulada de actos sistemáticos, siempre racionales. Insistir en este punto es crucial para alcanzar cambios perdurables en materia legal y constitucional. A fin de cuentas, el problema de las leyes es un problema de la cultura. La Constitución de 1940 no murió por un golpe de Estado. Murió porque las defensas inmunológicas de la cultura del Derecho estaban seriamente deprimidas.