gobierno. En temas legales lo más importante
tiene que ver con la seguridad jurídica, que comprende los instrumentos e incentivos, convertidos
en hábitos culturales, del acatamiento y cumplimiento de la ley. El gobierno está suspenso en
esta asignatura.
Nuevo Constitucionalismo
Los debates por una nueva Constitución propicia-
y lograr, a través de él, unos acuerdos preconstitucionales que faciliten más tarde una neutralidad
ideológica de la Constitución misma. El resultado
lógico, sin embargo, favorecería la tesis de quienes defienden la necesidad de una nueva Constitución.
Otro argumento ponderado se refiere a la identidad de los ciudadanos con el texto constitucional,
Santiago de las Vegas, La Habana
ron los intercambios más profundos y enriquecedores de estas jornadas de Consenso Constitucional. Un argumento a favor es evitar la confrontación i deológica y política que se desataría si las
opciones se presentan entre las constituciones de
1940 y 1976.
Se teme que, lejos de una controversia racional
por los méritos o deficiencias de una u otra Constitución, para proporcionar un punto de partida
adecuado al cambio constitucional, podríamos ser
testigos de un atrincheramiento de convicciones
que no proporcione un ambiente desideologizado
para discernir lo más racionalmente posible.
Otros argumentaron, por el contrario, que un debate con ese cariz podría ser probablemente agotador, desviando la discusión hacia un rumbo no
deseado, pero que, siendo inevitable, es a la larga
necesario para rendir los duros posicionamientos
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que se vincula a su participación en la concepción
misma del proyecto. Un enfoque metodológicamente negativo arrojó mejor luz sobre los argumentos de quienes proponen una nueva Constitución.
Desestimar la Constitución de 1976 o la Constitución de 1940 como puntos de partida del cambio constitucional puede entenderse claramente si
se toma en cuenta que ambas son tan distantes de
los cubanos comunes y corrientes como lo pueden
ser las constituciones del siglo XIX o la Constitución de 1901.
Ciertamente se ve a muchos más ciudadanos interactuando con la Constitución de 1976 que en
cualquier fecha pasada, pero no hay ninguna tendencia social fuerte que justifique la idea de una
cultura legal sólida, difícil de remover y redirigir
hacia nuevas referencias constitucionales.