Identidades Numero 3, Septiembre 2014 | Page 52

gobierno. En temas legales lo más importante tiene que ver con la seguridad jurídica, que comprende los instrumentos e incentivos, convertidos en hábitos culturales, del acatamiento y cumplimiento de la ley. El gobierno está suspenso en esta asignatura. Nuevo Constitucionalismo Los debates por una nueva Constitución propicia- y lograr, a través de él, unos acuerdos preconstitucionales que faciliten más tarde una neutralidad ideológica de la Constitución misma. El resultado lógico, sin embargo, favorecería la tesis de quienes defienden la necesidad de una nueva Constitución. Otro argumento ponderado se refiere a la identidad de los ciudadanos con el texto constitucional, Santiago de las Vegas, La Habana ron los intercambios más profundos y enriquecedores de estas jornadas de Consenso Constitucional. Un argumento a favor es evitar la confrontación i deológica y política que se desataría si las opciones se presentan entre las constituciones de 1940 y 1976. Se teme que, lejos de una controversia racional por los méritos o deficiencias de una u otra Constitución, para proporcionar un punto de partida adecuado al cambio constitucional, podríamos ser testigos de un atrincheramiento de convicciones que no proporcione un ambiente desideologizado para discernir lo más racionalmente posible. Otros argumentaron, por el contrario, que un debate con ese cariz podría ser probablemente agotador, desviando la discusión hacia un rumbo no deseado, pero que, siendo inevitable, es a la larga necesario para rendir los duros posicionamientos 52 que se vincula a su participación en la concepción misma del proyecto. Un enfoque metodológicamente negativo arrojó mejor luz sobre los argumentos de quienes proponen una nueva Constitución. Desestimar la Constitución de 1976 o la Constitución de 1940 como puntos de partida del cambio constitucional puede entenderse claramente si se toma en cuenta que ambas son tan distantes de los cubanos comunes y corrientes como lo pueden ser las constituciones del siglo XIX o la Constitución de 1901. Ciertamente se ve a muchos más ciudadanos interactuando con la Constitución de 1976 que en cualquier fecha pasada, pero no hay ninguna tendencia social fuerte que justifique la idea de una cultura legal sólida, difícil de remover y redirigir hacia nuevas referencias constitucionales.