Conclusiones
Si compleja resultó ser la sociedad cubana en la
década de los 90' s, esta fue también la década
más complicada para valorar e historiar la diversidad conceptual y de orientaciones creativas por
donde se condujo el arte cubano para perpetuarse.
Ha sido la más exaltada como la más degradada,
época que para unos fue traumática desde las diversas vertientes por donde transitaron las poéticas y los discursos, pero también en que se mostraron sin velo los más diversos matices de la sociedad cubana y aparecieron otras variantes de temas invisibles en la etapa anterior, que mostró el
lado más sombrío y discordante.
Puede decirse que confluyeron en la escena plástica todo lo que sirviera para alimentar el cuerpo
y el espíritu, aunque de forma escandalosamente
sincera.
Salieron del armario las más inusitadas estampas
de una realidad lastrada por la incredulidad y el
desaliento, pero de alguna manera mostraron todo
lo que se hizo necesario vivir y tolerar, con temas
trasgresores o apologéticos, miméticos y complacientes, que mostraron los problemas más acuciantes de la existencia humana en condiciones
difíciles.
Se aprecia una diversidad conceptual de orientaciones. Por una parte, la asunción de una religiosidad como nunca antes, una exploración de credos desatascados y los caminos ancestrales de la
devoción, la asiduidad del sincretismo y el cuestionamiento suspicaz, la lucha individualizada
por la supervivencia que elude el diálogo colectivo, y el reino de la introspección.
Por otra, las heterogéneas maneras del desdoblamiento existencial, el mostrarse un tanto complaciente con esa capacidad de resaltar una filiación
que solaza en advertir la fragilidad de la condición genérica, ciertas tipologías de corrimiento y
el camuflaje de la identidad sicosexual de singular percepción, la metáfora de deconstrucción de
estereotipos, el mundo de las perversiones y los
relajamientos, la violencia étnica y de género, la
tensiones homoeró ticas con particular densidad
melodramática y una enramada evocativa de los
más disimiles instintos humanos.
44
Como resultado de una exploración diversa y heterodoxa, de la época, que no se enmarca dentro
de límites nítidos, las particularidades discursivas
muestran la postración, el escepticismo o el repliegue de la desesperanza en una época en la que
no se constata mejoría de la vida ni resulta plausible la recuperación de la crisis.
Algunos artistas alcanzan madurez creativa en
medio de unas circunstancias epocales en la que
aparentemente han pasado los años más difíciles,
pero donde la naturaleza humana, sus arrebatos y
tensiones, el poder de sugestión de la imagen especular, del erotismo que seduce y desestabiliza,
recaba la mirada para terminar proponiendo una
fuerte crítica a los mecanismos de la censura y a
la ignorancia ideológica interesada que afianza
los manejos del poder, con una destreza técnica
que conjuga en un mismo plano pictórico, sin prejuicios y con soltura, las fuentes de referencias, la
ilusión de verdad, el dilema de lo privado y lo público, la develación de la intimidad y la intimidad
de su trascendencia, brutal y virtuoso, sin impedimentos o reprobaciones.
De particular interés es la poética debatida entre
el gozo y el dolor, el eros y diálogo con la identidad, desde la más impetuosa intertextualidad
constructiva del texto artístico, la intersubjetividad, el dialogismo descentrado, caracterizado
precisamente por su capacidad de convocar y
desafiar frontalmente al espectador, en un reto
perceptivo de presunta oblicuidad.
Entra en el discurso artístico la problemática racial con una visión diferente, como parte de una
cultura subalterna de los sectores más desfavorecidos de la sociedad cubana, enfocando al individuo de raza negra como sujeto marginado, con
desventajas económicas, traumas y denuncias
propias, mostrándose otra vez frente a la pupila
turística, ajustando los colores de su carnaval
frente al escepticismo ante Internet, vista con recelo, y los imperativos de asumir el magma del
desarrollo con un visión crítica, cuestionadora y
manipuladora de las plataformas digitales izadas.
Los 90's fueron el gran brasero donde se condimentó la identidad hasta abocar su dimensión verdadera y así, como toda decantación de las aguas