cualquier iniciativa en este sentido no era recibida
en aquel momento con amabilidad y compresión
por los entes dominantes en el arte local. Se pretendía ignorar cada gesto y cundían la sospecha y
el recelo incluso entre los buenos intencionados,
que aconsejaban dejar a un lado esos asuntos para
mejor desarrollo de las carreras artísticas individuales.
Unos meses después, un joven escritor graduado
de Historia del Arte de la Universidad el Habana,
Ariel Ribeaux, especialista del Centro Provincial
Rene Peña
De las urgencias del retrato
Fotografía manipulada
Santiago Rodríguez Olazábal
Permanecer en la tierra
Instalación
de Artes Plásticas y Diseño, en La Habana Vieja,
organizó una segunda exposición: Ni músicos, Ni
deportistas, que son los estereotipos profesionales generados a partir de los cambios en la movilidad social que produjo la transformación política de la isla en los años 60`s, cuando la población negra encontró una vía efectiva de superación social en el campo deportivo y en tradicional
campo de la música. En la exposición participaron cinco artistas de la ocasión anterior: René
Peña, Elio Rodríguez, Manuel Arenas, Alexis Esquivel y Douglas Pérez, pero este último no pudo
hacer efectiva su participación por problemas de
producción.
La muestra se concentraba de manera más clara
en los aspectos sociales de la realidad racial y las
obras flanqueaban una multiplicidad de asuntos,
desde la construcción histórica de la raza hasta el
campo de una psicología sexual. Aunque no fue
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demasiado visitada, esta exposición, sobria e interesante, aportó más visibilidad. Comenzó a inventarse una reputación de negros radicales e incluso llegaron a llamarlos con sarcasmo, “cimarrones o apalencados”.
Según Esquivel, “los que participamos éramos
negros a excepción de Douglas, pero las anteriores muestras involucraban a artistas blancos cuya
presencia no era meramente simbólica, ni puede
entenderse como una representación política decorativa sino que significaba un compromiso de
José Ángel Toirac 1997
La coronación de Ochún
óleo sobre tela y cintas amarillas
sus obras con el proyecto apoyado en la calidad
legítima de las mismas. De modo que lo que parecía preocuparles más no era únicamente que
fuéramos negros o no, sino que estábamos hablando todos inclusive desde lo negro como “negros”. En ese sentido Ni músicos, Ni deportistas
levantó más de una roncha y en algunos casos, teniendo en cuenta la cantidad de melanina en la
piel de cada uno de sus detractores más de un
Queloides.
Durante la década podemos apreciar una pléyade
de artistas que recogen el bastón de la generación
anterior y continúan trabajando, con fervor religioso o sin él, una gama de asuntos relacionados
con la vida religiosa afrocubana. Marta María Pérez, Belkis Ayón, Santiago Rodríguez Olazábal,
José Ángel Vincench y Roberto Diago (nieto)
conservan con gran creatividad toda una tradición