Identidades Numero 3, Septiembre 2014 | Page 42

cualquier iniciativa en este sentido no era recibida en aquel momento con amabilidad y compresión por los entes dominantes en el arte local. Se pretendía ignorar cada gesto y cundían la sospecha y el recelo incluso entre los buenos intencionados, que aconsejaban dejar a un lado esos asuntos para mejor desarrollo de las carreras artísticas individuales. Unos meses después, un joven escritor graduado de Historia del Arte de la Universidad el Habana, Ariel Ribeaux, especialista del Centro Provincial Rene Peña De las urgencias del retrato Fotografía manipulada Santiago Rodríguez Olazábal Permanecer en la tierra Instalación de Artes Plásticas y Diseño, en La Habana Vieja, organizó una segunda exposición: Ni músicos, Ni deportistas, que son los estereotipos profesionales generados a partir de los cambios en la movilidad social que produjo la transformación política de la isla en los años 60`s, cuando la población negra encontró una vía efectiva de superación social en el campo deportivo y en tradicional campo de la música. En la exposición participaron cinco artistas de la ocasión anterior: René Peña, Elio Rodríguez, Manuel Arenas, Alexis Esquivel y Douglas Pérez, pero este último no pudo hacer efectiva su participación por problemas de producción. La muestra se concentraba de manera más clara en los aspectos sociales de la realidad racial y las obras flanqueaban una multiplicidad de asuntos, desde la construcción histórica de la raza hasta el campo de una psicología sexual. Aunque no fue 42 demasiado visitada, esta exposición, sobria e interesante, aportó más visibilidad. Comenzó a inventarse una reputación de negros radicales e incluso llegaron a llamarlos con sarcasmo, “cimarrones o apalencados”. Según Esquivel, “los que participamos éramos negros a excepción de Douglas, pero las anteriores muestras involucraban a artistas blancos cuya presencia no era meramente simbólica, ni puede entenderse como una representación política decorativa sino que significaba un compromiso de José Ángel Toirac 1997 La coronación de Ochún óleo sobre tela y cintas amarillas sus obras con el proyecto apoyado en la calidad legítima de las mismas. De modo que lo que parecía preocuparles más no era únicamente que fuéramos negros o no, sino que estábamos hablando todos inclusive desde lo negro como “negros”. En ese sentido Ni músicos, Ni deportistas levantó más de una roncha y en algunos casos, teniendo en cuenta la cantidad de melanina en la piel de cada uno de sus detractores más de un Queloides. Durante la década podemos apreciar una pléyade de artistas que recogen el bastón de la generación anterior y continúan trabajando, con fervor religioso o sin él, una gama de asuntos relacionados con la vida religiosa afrocubana. Marta María Pérez, Belkis Ayón, Santiago Rodríguez Olazábal, José Ángel Vincench y Roberto Diago (nieto) conservan con gran creatividad toda una tradición