pero sí las destacaré, indicando de cuáles sectores
emergen.
Para analizar el PL, los sectores parten del principio generalizador de que todas las prostitutas están trabajando por necesidad, por falta de oportunidad, y que pueden dejar la prostitución. Según
el Dr. Rubens Teixeira, esto es ruin e indigno, lo
cual podría ser verdad o no, en la opinión de muchas prostitutas.7 Muchas declaran que les gusta
lo que hacen, como en el caso de Gabriela Leite,
que prefiere ser llamada puta y afirma que a menudo la prostitución es consentida.
Alice, esperanzada, declara: “Ninguna piensa:
‘Adoro ser prostituta’. Todas tienen sueños. Hay
muchas niñas que necesitan ser acogidas y orientadas hacia el universo de la profesión del sexo, y
sobre todo sobre las enfermedades sexuales transmisibles…¿El Fénix no resurgió de las cenizas?
Creo que esas dificultades son parte de todo esto.
No debemos amedrentarnos sin encarar la situación como un desafío que podría propulsar una
gran mejoría” (CECCOM 2014).
Una empleada doméstica que se prostituyó cerca
del estadio Castelão8 con el objetivo de contribuir
a su presupuesto familiar relató: “Yo, hasta me
siento bien, por el dinero, pero, por otro lado, es
terrible por causa de mis hijos y esposo,” se entristece. “Mi miedo es que la hija mayor mía, que
tiene 16 años, descubra y quiera hacer la misma
cosa. ¿Entonces quién la podr á juzgar?” (Pavarini, 2014). Dos relatos y dos concepciones contrarias de personas que ejercen la misma profesión.
Luego queda la polémica de por qué esas opiniones también se dividen entre parlamentarios religiosos y no religiosos envueltos en el proceso de
aprobación. La marginalización y el estigma
acompañan a la prostituta y el PL no contribuirá
a la superación de eso. Las profesionales del sexo
creen que el PL traerá dignidad para ellas y aseguran que el sector feminista — que considero el
civil también — no lo apoya o representa porque
no entiende su mundo. Gabriela Leite afirma que
no será aprobado en el congreso por causa de los
sectores conservadores feministas, religiosos y civiles. Según Dr. Rubens Teixeira y las opiniones
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de algunas prostitutas, ellas no quieren identificarse como tal al exigir sus derechos sociales,
porque de esa forma sería evidente que muchas
familias no desean tener una mujer prostituta ni
sentiría orgullo de ella. Por eso no apoyan el PL.
En cuanto a la legalización, a su existencia, tal vez
las proteja de actos violentos como el descrito por
una prostituta: “De acuerdo con Alice de Oliveira,
el aumento en el número de turistas registrados en
el transcurso de la disputa de la Copa de las Federaciones en Fortaleza fue difícil y tímido de percibir durante el periodo de la vacaciones, que tradicionalmente incrementa en cantidad de visitantes. La delegación de España, sin embargo, se
hizo notar al protagonizar una confusión con jóvenes escoltas en un hotel de Fortaleza, algo que
evidentemente fue negado por los que emplearon
sus servicios” (CECCON 2013).
Las prostitutas sufrieron desagravios por parte de
la delegación española y fueron ignoradas (las
trataron con negligencia) en cuanto a cualquier
forma de protección o denuncia. En este caso,
predominó el patriarcado, en que los futbolistas
subordinaron a las prostitutas a su masculinidad
en forma hostil. En caso de que la ley hubiera sido
aprobada, eso no habría pasado porque habría las
instituciones legales para interferir en el caso, según Gabriela Leite. Pero las feministas y el colectivo de mujeres de la CUT (Central Única de los
Trabajadores) aseguran que la legalización cristalizaría más el patriarcado y el capitalismo, inspirando la falsa idea de protección, empoderamiento y derecho sobres sus cuerpos — pero realmente dejándolas en manos de los opresores capitalistas que se benefician con sus servicios —
en caso de la legalidad de las casas de prostitución, donde ellas serán doblemente explotadas.
Por eso las feministas Pagu; Rocha (2014) defienden a las prostitutas y condenan la reglamentación. Aun siendo prohibida la explotación sexual,
el propio PL admite que haya apropiación de un
rendimiento de la profesional, lo cual de cierta
forma caracteriza la explotación de la prestación
de un servicio sexual.
La militante Gabriela Leite entiende que la legalización de las casas traerá más seguridad para las