Identidades Numero 3, Septiembre 2014 | Page 12

negros y mestizo fueron desterrados y condenados al ostracismo. La falta de honestidad de estos intelectuales orgánicos no les ha permitido narrar los accidentes provocados por el huracán revolucionario. Identificarse desde la negritud o la afrodescendencia incomoda a rancheadores y contramayorales, y se ve como divisionismo ideológico. Se continúa alargando el plazo. Durante más de cinco décadas no ha habido ninguna oportunidad para contar la historia de la nación desde otro ángulo. Los centros de poderes marginaron a quienes construyeron la sociedad cubana aún en contra de su propia voluntad. Quienes defienden la idea de que el tema racial es problemática que amenaza la seguridad nacional, apenas han defendido la creciente preocupación por la ausencia de empoderamiento de ne gros y mestizos en la economía emergente. Mediante plataformas clientelistas como la Comisión José Antonio Aponte, de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), se intenta administrar el conflicto. Para el economista Esteban Morales, el tema racial es un conflicto que no se puede aislar del diferendo Cuba - Estados Unidos. Decir que se ha avanzado en la discusión del tema no solo es una ficción política también es parte de una fe cínica que se normaliza como ente exportable Julián Cabrera ejerce la labor de trabajador por cuenta propia como mensajero y nos comenta: “A negros y mestizos la bolsa de trabajo se nos hace difícil. De nada vale que muchos seamos profesionales, hayamos ido a la universidad, seamos militantes del partido o de la juventud comunista para ocupar una labor con dignidad en la llamada economía emergente. Estamos ausentes tanto en la estatal como en la privada; somos confiables para tareas revolucionarias siempre que por nuestras manos no circulen divisas. Para vigilar y reprimir conductas impropias, para agitar a las masas desde el partido o del sindicato, sí se cuenta con nosotros, pero para participar de la riqueza continuamos siendo pasajeros indocumentados. A los negros le dejaron la calle”. 12 Tras el impulso del trabajo por cuenta propia, las criadas de La Habana han regresado con fuerza a las mansiones de las elites revolucionarias y los nuevos ricos. Esas criadas suelen ser mujeres negras. La labor de carretilleros, figuras coloniales, zapatero remendón, sereno, portero, vendedor de útiles de limpieza, reparador de fosas, recolector de materias primas y cuidador de baños públicos han sido reservados para los negros, sin contar los oficios de proxenetas, pingueros o mendigos. Cristóbal tiene 61 años e invirtió parte de su juventud en el sector de la construcción. Se jubiló en la empresa musical Ignacio Piñeiro. En 1970 se graduó como instructor de arte. Trabajó 11 años en un grupo folclórico del polo turístico de Varadero, pero también participó de obras de choque revolucionarias como el desarrollo constructivo allí, la Villa Panamericana y el Hospital Miguel Enríquez. En muchas de ellas obtuvo la condición de vanguardia.