Identidades Numero 3, Septiembre 2014 | Page 13

Para Cristóbal, “al final toda esta historia ha sido un cuento. Los negros continuamos atrapados por los nudos de la pobreza, a nosotros se nos reservó la mala vida, pues no tenemos derecho a un techo. Llevo 20 años viviendo en "la caliente" en un asentamiento en malas condiciones. Cerca de donde vivo levantaron en tres meses un edificio para policías. Salí de un albergue y decidí levantar mi propio rancho, Creo que aquí voy a morirme. Trabajo en Servicios Comunales de Centro Habana y en mi tiempo libre me voy a bailar a la Plaza Vieja, para alegrarle la vida a los turistas, pues con eso me gano unos fulitas. Mi sueño es comprarme un televisor”. Y sigue diciendo: “Ya estamos cansados de escupir nuestra miseria. Nuestras vidas están exprimidas por el desencanto. Muchos hemos pagado con nuestras vidas un precio muy alto, en el cual sentimos la fatiga de las cruzadas heroicas”. Gracias al racismo, los negros cubanos no han dejado de ejercer los trabajos más duros y violentos, están arrinconados entre la devaluación y el silencio. No han dejado de ser pasajeros indocumentados de la historia. Sus vidas prosiguen siendo una marcha forzada. Mientras tanto, la nación continúa siendo una entidad en permanente tensión con su diversidad interior. 13