Identidades Numero 3, Septiembre 2014 | Page 100

por sus fuentes de trabajo, estudio y placer; todo coincidía en el central azucarero, como se comprueba en el siguiente testimonio recogido por Maylan Álvarez. Gladys Abreu Cárdenas: “Aquí trajeron un día al elenco de Palmas y Cañas, el programa estelar de los campesinos. Maravilloso. Pusieron a la gente que vino a cantar allá arriba, por el basculador. Adornaron todo con cañas y la gente lo disfrutó muchísimo. Se hacían unos bailables en el parque…Aquí hoy cuando cae la noche el central se convierte en un pueblo fantasma. Nadie, nadie en las calles. Y cuando había zafra tú veías los carros, la gente de aquí para allá, las luces, el pito de las máquinas”. Conmueve saber que muchas de estas personas, si no la mayoría, recibieron la noticia del cierre de los centrales cuando eran mayores de cincuenta años, dificultados por la edad para emprender un nuevo camino y con oficios demasiado específicos, imposibles de desarrollar fuera de las fábricas de azúcar. El ingenio técnico cubano en el nuevo escenario industrial posterior a 1959 La ruptura de las relaciones de Cuba con los Esta