particular hay una única y parcializada fuente de
información y conocimientos, que surte el doble
efecto negativo de formar en los individuos un
horizonte muy estrecho de referentes éticos, culturales y políticos y, por otra parte, provocar la
atrofia paralizante de las capacidades de búsqueda, investigación, iniciativas y debates muy
consustanciales al carácter de la juventud y tan
necesarios para el desenvolvimiento individual y
colectivo.
Para las generaciones jóvenes, nacer y formarse
en un marco de supresión y ausencia de una sociedad civil fuerte y dinámica implica privarlas de
este insustituible espacio de formación, participación e influencia social que, basado en la diversidad y legitimación, promoción y defensa de intereses particulares, sectoriales y sociales, constituyen una de las más positivas fuentes de desarrollo y equilibrio para una comunidad; además de
afianzar en los ciudadanos el sentido de la responsabilidad y la conciencia de derecho.
La juventud, por su naturaleza y esencia, es inquieta, dinámica, plural y tendiente a la más efervescente diversidad. Estas características motivan
que cualquier intento de imponerle desde alturas
superestructurales esquemas, cánones preconcebidos o estructuras cerradas e inamovibles provocan el rechazo natural y espontáneo de los jóvenes, lo cual se manifiesta en forma de rebeldía,
canalizada a través de las vías y actitudes que permitan las circunstancias.
En Cuba no existen espacios civiles y legales para
expresar inquietudes, criterios e inconformidades; las organizaciones políticas, sociales y civiles están controladas y supeditadas al Gobierno
por una estructuración corporativa que de hecho
desnaturaliza y anula a estas instituciones como
representantes de los intereses de sus miembros.
Todo lo anterior se complementa con un extendido sistema de vigilancia, coacción y represión
encargado de prevenir y liquidar cualquier intento
de manifestación independiente y poner en grave
peligro las aspiraciones e inserción social de los
inconformes o contestatarios.
Reacción y respuesta
Todos los elementos y fenómenos descritos provocan que —más allá de la urgente necesidad de
apertura económica y política que un objetivo
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análisis de la realidad cubana hace transparente—
- los jóvenes cubanos no estén en capacidad de
demandar abierta y frontalmente estos cambios y
transformaciones, por no contar con las mínimas
condiciones de libre desenvolvimiento socioeconómico ni con la clara asunción de los necesarios
referentes cívicos e intelectuales que deben fundamentar la participación consciente y comprometida de los individuos y las colectividades en
los complejos procesos de interacción política y
social de nuestro tiempo,
Estos vacíos existenciales e intelectuales son la
causa de que, lejos de enfrentar los problemas y
retos, prevalezcan los mecanismos de doble moral, evasión y escapismo en la actitud de los jóvenes a la hora de canalizar sus anhelos, necesidades y frustraciones.
La utilización por los jóvenes de espacios alternativos e ilegales muchas veces no sólo contradice
y niega los valores propugnados por el régimen,
sino también los más positivos y universalmente
reconocidos. Esto es a la vez consecuencia de la
pobre y deficiente formación y una causa de que
se profundice la lamentable desorientación moral
y vivencial que sufren muchos jóvenes cubanos.
Fenómenos como el alcoholismo, la prostitución,
el fanatismo religioso, la marginalidad, la delincuen cia, la participación en actividades socioeconómicas no autorizadas es la respuesta ante las estructuras de dominación excluyente y opresiva
que impide la revelación de las capacidades y potencialidades de la juventud en los marcos de la
más amplia libertad y reconocidos derechos.
Atención aparte merece el creciente y cada vez
más generalizado afán migratorio de los jóvenes
cubanos, que buscan encontrar en otras latitudes
los espacios y las perspectivas que les son negados en su patria.
La búsqueda desesperada e irreflexiva o la espera
pasiva y abúlica para abandonar el país como únicos medios de éxito o desarrollo provocan un
efecto invalidante en la percepción y acción de los
jóvenes hacia los problemas y necesidades de su
sociedad.
Miles de jóvenes cubanos desandan los más disímiles rincones del planeta a medio camino entre
el legítimo deseo de realización personal y la nostalgia intrascendible por una tierra que nunca fue
de emigrantes.