del triángulo perfecto de represión, antropología
y legalidad, les recomiendo leer al primer Fernando Ortiz, el de Los negros brujos, y toda la
antropología criminal de la época. Lo importante
no tiene que ver con el pensamiento y los paradigmas de entonces, sino con que siempre concluían en un artículo del código o la ley de procedimiento penales para explotar la diferencia cultural y la anomía social, gestionándolas en los tribunales y recluyéndolas en las cárceles.
Nunca se ha tratado en Cuba de un racismo de
apartheid o segregación; eso es bueno entenderlo,
pero sí de un racismo bien filtrado a través de la
judicialización del comportamiento social y culturalmente diferente. La idea de que hay racismo
exclusivamente donde se articula una intención
socialmente evidente de marcar las diferencias en
el espacio público tien