Identidades No 5, Abril, 2015 | Page 27

ca quedó entretanto marcada por la tardía abolición de la esclavitud en 1886.4 Durante el período republicano la situación del negro no mejoró. La revolución que se gestó en la manigua cubana fue fundamentada y realizada por la naciente burguesía criolla (clase media, alta y baja, y menor proporción grandes terratenientes), que llegado el siglo XX se alió con los elementos más conservadores del extinto régimen español y no contaron con el negro cubano para el advenimiento de la joven república. Así sobrevino la exclusión de aquel de toda actividad económica fundamental para el desarrollo de la nación, como la administración de empresas públicas y privadas, la ejecución del presupuesto del Estado, la banca, la administración ferroviaria, las navieras, las grandes empresas productoras y las inversiones. Para el negro cubano quedan las escasas opciones de retomar las manualidades, los trabajos de aplicación de fuerza física y, como parte de la discriminación de género, los trabajos domésticos en que las mujeres negras sirven a los diferentes estratos blancos de la burguesía republicana. Otro elemento estriba en que, al incrementarse la competencia económica, un segmento de la población blanca —la clase media baja— se va empobreciendo y gira lentamente hacia los disímiles sectores de los servicios. En este período estalla la guerrita de 1912, que trajo como consecuencia la masacre de más de tres mil mujeres y hombres negros o mestizos, tras la protesta del Partido Independientes de Color (PIC), que desde su surgimiento vinculó su programa de lucha a la reivindicación del segmento de población afrodescendiente.5 La otra consecuencia fue la expropiación de propiedades de negros y mestizos: tierras, establecimientos comerciales, firmas de abogados, así como las expulsiones en centros laborales por motivo de la militancia, probada o no, en el PIC.6 A partir de la década del 20 comienza, a través de políticas gubernamentales, un proceso de inmigración de personas blancas, sobre todo de países europeos, que acentúa la entrada desde zonas pobres de España, como Galicia, Islas Canarias, País Vasco y Asturias; para blanquear a la nación cubana y, de paso, relegar a los negros y mestizos cubanos de los espacios de conformación social. Entre 1930 y 1958, la competencia de varios partidos políticos y determinados liderazgos individuales dieron a la representación negra o mestiza apenas el 0.5%.7 Entre 1953-58 ascendieron en la arena política, mediante la lucha armada y propuestas políticas objetivas para la época, el Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7) y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo (DR-13M), dos polos del poder ejecutivo de la sociedad contra el gobierno en que tampoco había representación significativa de negros o mestizos. La proporción de estos en sus juntas directivas eran del 0.2 % y 0%, respectivamente.8 El período 1959-1970 marca el viraje dentro de las relaciones sociales de poder. En la formación del nuevo gobierno emergen como triunfadores los dirigentes del MR-26 -7 y quedan relegados aquellos del DR-13-M. Muchos emigraran y los menos fueron sacados de manera sutil del contexto político. Quienes secundaron la política oficial fueron ubicados como diplomáticos fundamentalmente en países europeos desarrollados.9 Este ciclo histórico conforma V