ca quedó entretanto marcada por la tardía abolición de la esclavitud en 1886.4
Durante el período republicano la situación del negro no mejoró. La revolución
que se gestó en la manigua cubana fue
fundamentada y realizada por la naciente burguesía criolla (clase media, alta y
baja, y menor proporción grandes terratenientes), que llegado el siglo XX se
alió con los elementos más conservadores del extinto régimen español y no
contaron con el negro cubano para el
advenimiento de la joven república. Así
sobrevino la exclusión de aquel de toda
actividad económica fundamental para
el desarrollo de la nación, como la administración de empresas públicas y
privadas, la ejecución del presupuesto
del Estado, la banca, la administración
ferroviaria, las navieras, las grandes
empresas productoras y las inversiones.
Para el negro cubano quedan las escasas
opciones de retomar las manualidades,
los trabajos de aplicación de fuerza física y, como parte de la discriminación de
género, los trabajos domésticos en que
las mujeres negras sirven a los diferentes estratos blancos de la burguesía republicana. Otro elemento estriba en que,
al incrementarse la competencia económica, un segmento de la población
blanca —la clase media baja— se va
empobreciendo y gira lentamente hacia
los disímiles sectores de los servicios.
En este período estalla la guerrita de
1912, que trajo como consecuencia la
masacre de más de tres mil mujeres y
hombres negros o mestizos, tras la protesta del Partido Independientes de Color (PIC), que desde su surgimiento vinculó su programa de lucha a la reivindicación del segmento de población afrodescendiente.5 La otra consecuencia fue
la expropiación de propiedades de negros y mestizos: tierras, establecimientos comerciales, firmas de abogados, así
como las expulsiones en centros laborales por motivo de la militancia, probada
o no, en el PIC.6
A partir de la década del 20 comienza, a
través de políticas gubernamentales, un
proceso de inmigración de personas
blancas, sobre todo de países europeos,
que acentúa la entrada desde zonas pobres de España, como Galicia, Islas Canarias, País Vasco y Asturias; para
blanquear a la nación cubana y, de paso,
relegar a los negros y mestizos cubanos
de los espacios de conformación social.
Entre 1930 y 1958, la competencia de
varios partidos políticos y determinados
liderazgos individuales dieron a la representación negra o mestiza apenas el
0.5%.7 Entre 1953-58 ascendieron en la
arena política, mediante la lucha armada
y propuestas políticas objetivas para la
época, el Movimiento Revolucionario
26 de Julio (MR-26-7) y el Directorio
Revolucionario 13 de Marzo (DR-13M), dos polos del poder ejecutivo de la
sociedad contra el gobierno en que tampoco había representación significativa
de negros o mestizos. La proporción de
estos en sus juntas directivas eran del
0.2 % y 0%, respectivamente.8
El período 1959-1970 marca el viraje
dentro de las relaciones sociales de poder. En la formación del nuevo gobierno
emergen como triunfadores los dirigentes del MR-26 -7 y quedan relegados
aquellos del DR-13-M. Muchos emigraran y los menos fueron sacados de manera sutil del contexto político. Quienes
secundaron la política oficial fueron
ubicados como diplomáticos fundamentalmente en países europeos desarrollados.9
Este ciclo histórico conforma V