escandalosa conclusión, a lo largo de más de medio siglo, no ocurrieron eventos determinantes de pensamiento independiente o Realpolitik en todo este manicomio, ni dentro ni fuera de la isla, y ni siquiera entre opositores de lo que pudiéramos denominar think tank. Se confunden los propósitos con las realidades que se cuenta para llevarlos a cabo. Es difícil de explicar por qué, desde sus mismos inicios, la oposición pacífica cubana aceptó los dictámenes, incuestionables bajo pena de anatema, de la visión política del mundo que tiene el régimen militar. En una época donde la globalización y sus avances tecnológicos impulsan al orbe a un cambio radical hacia el progreso y la comunicación informativa, reduciendo distancias que alteran el foco( y a pesar del encierro tecnológico que refuerza el régimen, indefectiblemente algo nos llega de ello), nunca se hizo un serio esfuerzo aunado de las distintas tendencias de cambio hacia la democracia por crear una visión y predilección propias en política exterior, basados en los Derechos Humanos, el Estado de Derecho y el Derecho Internacional, y darlo a conocer en el mundo. En resumen, definir con voz clara, independiente y constante que los amigos y enemigos de una supuesta Cuba que representa el presente grupo en el poder no son los del pueblo cubano. Y quizá uno de los elementos más paralizantes que generó este error táctico para la oposición es que se dejó encandilar con la imagen monolítica de unidad proyectada por el régimen. No tuvo en cuenta los factores de intereses contradictorios que se ocultan latentes bajo tantas capas de esquemática propaganda.
Los elementos desarmables de la bomba Es un precepto elemental de la política conocer realmente los pros y contras del adversario. Aplicado a nuestra realidad, un simple análisis somero de la creciente corrupción entre altos funcionarios, tanto militares como civiles militarizados, permite establecer una marcada y muy importante deriva de este sector más joven y ejecutivo del aparato estatal. Es un grupo que desea poder disfrutar de la riqueza que se apañaron, o que pretenden apañarse, y volverla legal, abiertamente disfrutable, invertible y heredable, y todo protegido por la legalidad. En el presente, esto no es posible debido al orden de privilegios permitidos por los miembros del cumbilato [ club de cúmbilas: compinches, amigotes ] en el poder. Quién no viva en Cuba no puede siquiera imaginar la diferencia y beneficio que provoca la concesión estatal de un simple vehículo motorizado de segunda mano en el rampante estatus de pobreza generalizada. Con las arremetidas de campañas anti-corrupción y la inestabilidad que subyace y alimenta todo el aparataje de sustentación económica del Estado cubano, los miembros de esta segunda fila de mandamases son cada vez más conscientes de lo volátiles y efímeros que se tornan los placeres que a la inmensa mayoría de ellos les son otorgados( y muy importante: no entregados como propiedad personal legal). Hoy son los predilectos por un poder concedido; mañana, serán los sin nada porque les retiraron o cambió el concesor del favor real. Basta mirar las figuras pasadas dentro de sus propias filas para tener muy claro lo que probablemente les espere a muchos con estos ingratos patrones. Pero eso no es lo que quieren para una vejez que se acerca a marchas forzadas, con desenganche forzoso de los beneficios y prestaciones, acompañado del morboso lema que baja desde el poder absoluto:“ No me digas lo que hiciste, dime lo que estás haciendo”. Y es que, en las presentes
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