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Construyendo una legalidad
conveniente
La institucionalización del castrismo a partir del vacío republicano posterior
a 1959
Boris González Arenas
Historiador y cineasta
Blog Probidad
La Habana, Cuba
El marco estrecho de derechos políticos
que se inst ituyó a partir de del año del
“Triunfo de la revolución” (1959) no fue
la consecuencia de la construcción de un
ordenamiento alternativo al republicano,
con su “Constitución del Cuarenta” como
formidable documento rector, sino de la
conversión en sistema del resultado de su
desmonte. Ese sistema llega hasta hoy y
tuvo, en los años previos a la llamada
institucionalización de 1976, un proceso
de conformación natural. No es hasta la
Constitución Socialista de aquel año y las
leyes que le siguieron, que obtuvo su
consagración definitiva en textos legales.
El
llamado
“Año
de
la
institucionalización” no es una ruptura,
sino un momento lógico en un proceso
que ha tenido siempre, como objetivo
rector, la concentración del poder.
Semejante sistema creó un ordenamiento
social favorable, que tuvo el modo de
consagrarse en la exaltación de las
movilizaciones multitudinarias y el
desamparo del sujeto frente al poder, pero
a la vez generó un desentendimiento
ciudadano que amenaza a la nación como
espacio común.
El bloqueo de la participación en los
primeros momentos posteriores al
triunfo revolucionario de 1959
No se instituye una sociedad totalitaria de
inmediato. La historia de la revolución, el
castrismo y el gobierno cubano, que se
confunden a lo largo de estos casi sesenta
años, ilustran claramente el esfuerzo que
supone instaurar prácticas totalitarias
dentro de la institucionalidad y hábitos
democráticos. Uno de los primeros
aspectos
esenciales
para
esta
transformación fue desestimar los
mecanismos ciudadanos de control
democrático e imponer vehículos de
movilización y ratificación menos claros
y contrastables, fundamentalmente las
movilizaciones públicas, las marchas y
los discursos políticos.
Carlos Rafael Rodríguez, el intelectual
comunista que supo sobrevivir las purgas
que el castrismo realizó en el seno de su
partido y llegar a la muerte con su carrera
política intacta, expresó así las razones
manejadas
para
desestimar
los
mecanismos de control político ciudadano
y las fuentes de que se valió el poder
revolucionario para bloquear su ejercicio:
“El deseo de institucionalizar la
Revolución surgió en sus dirigentes desde
los primeros días. Debe recordarse que
desde los balcones del Palacio
Presidencial, muy poco después de
iniciado el proceso de construcción
revolucionaria, Fidel Castro habló de
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