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panel de expertos, que responde a las preguntas de las diferentes mesas, cuyos participantes tienen tiempo de reflexionar sobre la conversación de ese día y al final llenan una encuesta con esa información. Se produce así una conversación bien estructurada e informante. Estas conversaciones se dan regularmente entre personas que normalmente no se hablarían y producen beneficios adicionales para el debate político general. Digamos que la gente empieza a desarrollar respeto y tolerancia por otras opiniones y a cultivar la cultura cívica: el tipo de virtud civil o sociedad civil que ha estado ausente de muchas de las nuevas democracias, que simplemente reciben una constitución liberal sin tener la base cívica. La práctica de la democracia deliberativa no solo produce opiniones mejor informadas, sino que también cultiva una virtud cívica dentro de las personas. Nos recuerda que la democracia tiene que ser recibida dentro de la vida de las personas. Pero la democracia deliberativa es también pericia y rigor profesionales. Utiliza un modelo fundamental que es la encuesta deliberativa. Se hace una encuesta previa para saber las posiciones de los encuestados, qué información tienen y cómo viven; luego se le da a ese grupo de personas, que tienen que estar bien preparadas, un documento con información de fondo sobre el asunto en particular objeto de la conversación y tienen que presentar las variadas perspectivas para ese asunto en discusión. Se les junta así en pequeños grupos, con moderadores entrenados, muchas veces para compartir historias de vida. Y es sorprendente cómo unos entran en la vida de otros sin grandes traumas. Los últimos diez minutos de esa conversación se usan para llegar a un consenso sobre dos preguntas que se dan al panel de expertos, escogido entre personas que tienen sabiduría práctica y pericia en el tema para funcionar como maestros. La deliberación es muy distinta al debate. Si es importante tener destreza de debate, como ciudadanos es importante tener destreza de deliberación. Hay que escuchar con cuidado y tener la voluntad de trabajar sobre algún problema. El modelo de democracia deliberativa funciona mejor no cuando se está debatiendo un tema, sino cuando estamos trabajando, nos remangamos las mangas y tratamos de solucionar un problema específico. Y funciona. La alcaldía de Pittsburg ha aceptado este modelo como forma de conseguir consenso en la población. Los foros deliberativos tienen que estar vinculados a algún resultado, a una acción, para que tengan una influencia sobre la política. En puridad una encuesta deliberativa solo tiene el poder de asesorar. Si logra una súper mayoría, entonces ese resultado se toma en serio por el gobierno o por quien sea, sin llegar a ser un referendo. Otro paso necesario para crear política. Y tiene efectos porque sería fácil para un político decir: yo no escucho las encuestas; más difícil es decir: yo no escucho a la gente, al pueblo, a los ciudadanos cuando han tenido la oportunidad de conversación uniformada entre ellos y con expertos. En este punto, si el político no está de acuerdo tiene que dar buenas razones para su desacuerdo. Mejor dicho, no puede quedarse en los límites de mostrar: también tiene que demostrar. Eso eleva el nivel del debate político y la calidad de las políticas. Cavalier termina su presentación con una distinción importante que debemos pensar bien en el caso de Cuba. Distingue entre deliberación y activismo cada cual con cierto papel. El activista quiere tener agenda y empujarla; en el foro deliberativo hay que trabajar sobre un problema. Esta distinción es básica, 12