IDENTIDADES 1 ESPAÑOL IDENTIDADES 5 ESPAÑOL | Page 76

nombre de su esposo, no podían creerlo. Pensaban que les estaban corriendo una máquina, una cruel broma. Pero resultó verdad. Y también resulto verdad, aunque amarga, que una vez que comenzaron a vivir en su nueva patria, a ambos los mordió la añoranza. “No podía dejar de pensar en mi familia. Y hasta en el perro de mi papá, yo, que no soporto los perros”. El esposo, que ella califica de muy hábil para cualquier trabajo manual, tuvo dificultades por no hallar un empleo bien remunerado. Su prioridad era comprar herramientas para intentar emprender su propio negocio. Pero resultaban demasiado caras. Así que ambos se fueron frustrando hasta el punto de querer volver de visita a Cuba cuanto antes. Sólo al cabo de tres años pudieron emprender el ansiado viaje. Marta me confiesa que, sin vergüenza alguna, en cuanto llegó besó el suelo que acababa de pisar. Se sentía libre de una larga angustia, dispuesta a disfrutar la estancia de un mes. “Hasta pensamos quedarnos”, me dice y se ruboriza, pero las cosas no fueron como imaginó. Cuando se alojaron en casa de sus padres