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lla es autárquica con respecto a cuáles realiza y se da entonces una amplia gama de performances. Las musicales se practican sólo durante el ciclo festivo del santo (25 de diciembre al 6 de enero). Al no poder dar cuenta de todas, entre aquellas de matriz afro trataré la charanda o zemba, los cambara’angá y el toque de la tambora5. La charanda o zemba se realiza sólo en la localidad correntina de Empedrado. Es una danza religiosa para agradecer y/o solicitar favores al santo, para que su espíritu “baje” a su imagen y para influir sobre fenómenos naturales, como detener o provocar una tormenta (para esta última finalidad basta con la ejecución musical). La coreografía actual se ejecuta con parejas enlazadas independientes, integradas por una mujer y un hombre que se colocan uno al lado del otro, tomados de la cintura, y van describiendo círculos en cuatro pasos para luego volver de igual forma sobre lo andado. Realizan pequeños trazos rectos y es casi imposible que las parejas no choquen entre sí, pues no hay sincronización de conjunto. Al ejecutar los mismos pasos se baila también en trío (hombre al centro y dos mujeres a sus costados) o en grupo (hombres y mujeres intercalados en fila frontal). Para agradecer o solicitar un milagro favorable a un hijo pequeño, éste suele ser llevado en brazos. La ejecución es vocal-instrumental. La parte vocal se compone de un ciclo de siete cantos, con interpretación semi-independiente uno de otro en orden aleatorio: MangoMango, No quiero caricias, Gallo cantor, La charanda, Carpincho no tiene gente, Yacaré marimbote y Cambá San Lorenzo [en negritas, los vigentes]. Las letras son breves, en español, con algunos vocablos en guaraní y otros de origen y significado dudoso o desconocido. No tienen metro fijo ni rima. Los devotos afirman que —excepto Gallo cantor, del charandero Rufino Pérez— fueron compuestos por el santo, quien se los enseñó en un tiempo primordial. En la parte instrumental intervienen una o dos guitarras, un triángulo y un “bombo” ambipercusivo, que invariable e ininterrumpidamente acompañan el canto con la célula binaria . El tempo es = 100, todos están en modo mayor, en 2 x 4, y las líneas melódicas describen una curva que, a rasgos generales, comienza alto y desciende paulatina pero constantemente hasta finalizar en la tónica. Músicos de la charanda o zemba, danza religiosa del culto a san Baltazar. Quien lleva las cintas rojas y amarillas en banderola es Rufino Wenceslao Pérez, destacado charandero fallecido en 1994, que tocó el “bombo” todas la fiestas del santo desde 1937. Empedrado (Departamento Empedrado, Corrientes), 1994 © Pablo Cirio. El “bombo” se percute con las manos y Empredrado tiene su único ejemplar, de 1.13 metros de largo, en una sola pieza de tronco ahuecado con forma troncocónica abarrilada y las dos bocas cubiertas con parches de perro o chivo, sin pelo. Cada parche está sujeto por un aro de metal y entre ellos corre una soga en zigzag (Cámara 1991, Cirio 2000, 2002, 2003b). Los cambara’angá son devotos que para el ciclo festivo, en agradecimiento por favores realizados a ellos o a familiares, visten trajes ceremoniales que ocultan su identidad. Están presentes en 102