entraban a acomodarse en la playa era interminable. Allí estaban nuestras miradas, nuestra complicidad, nuestra fuerza. Dormíamos apenas dos horas en más de 72 de trabajo duro. La adrenalina y Red Bull nos mantenían despiertos. La responsabilidad pasaba de que los artistas llegaran puntuales a escena. Hay mucho público reclamándote, personas que beberán y convivirán en un mismo espacio por más de 24 horas gracias a tu idea. Rotilla fue afortunado. Los índices de violencia fueron nimios. Las complicaciones del público fueron por ingestión de bebidas alcohólicas y falta de alimentación con exceso de fiesta. Santa Cruz del Norte se quedaba desabastecida por completo. En tres días, todos los comercios colindantes, particulares y estatales, superaban por mucho las ventas del año entero. Pero nada de lo que podía ser bueno fue bien recibido. En 2011, cuando arribábamos a la edición de la mala suerte, número 13, el festival fue“ robado”. 2 Con ingenuidad creímos que tendría cabida la tregua de diálogo y tolerancia solicitada por las autoridades. Comenzaron las conversaciones para conciliar el programa artístico. Nosotros cedimos y claro que cedimos y razonamos con los artistas más vulnerables, los peligrosos, que no tenían otro lugar que Rotilla para dejarse ver. Primero fue OMNI Zona Franca:“ Amigos, nos pasa esto. No queremos perder el evento. Nos dicen que ustedes no. No queremos que no estén, solo que no van a poder presentarse. Sean parte del equipo de filmación, al menos por esta vez. ¿ Qué ustedes creen?” No los tomó por sorpresa; estaban acostumbrados. Seguimos siendo equipo, pienso yo, a pesar de las circunstancias. Después tocó al turno a Los Aldeanos, más que estrellas, un grupo simbólico, imposible de censurar. Queríamos asistir a un concierto de La Aldea, escucharlos, gritar sus coros. Quizá Aldo no recuerde, ojalá y no:“ Aldo, canten hasta quedar roncos, todo el tiempo es de ustedes. Lo que quisiéramos sugerirles es que eviten los speechs entre temas. Eso es lo que más les molesta y estamos tratando de ganar un espacio. ¿ Qué tú crees?”. Aldo comprensivo, callado e inconforme aceptó. No fue suficiente actuar como censuradores. Tuvimos que camuflarlos:“ No van a estar en el programa; el concierto de ustedes será iniciado por Silvito el Libre, quien los presentará como sus invitados. Es lo único que podemos hacer para lograr nuestro objetivo. Hagámoslo así o nos tumban todo”. Así fue durante 3 años. La Aldea rapeó ante la mayor cantidad de público que han tenido en su país. Espero que primen los buenos recuerdos. Cuando más experiencia estábamos ganando como organizadores y nuestro compromiso superaba la obligación de conformar una excelente propuesta artística, cuando confiábamos en que los discursos de cambio proclamados oficialmente serían llevados a la práctica y en que nuestra gestión era disciplinada, nos mataron a traición. Los planes del festival perfeccionaban y renovaban las campañas sociales y de bien público que hasta entonces habíamos ejecutado:“ Porque Amo Cuba”,“ Estar Aquí”,“ EcoRotilla”.
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