que entrena para memorizar y repetir.” El énfasis se pone en la destrucción de múltiples valores, muy necesarios para el funcionamiento de una sociedad organizada con normas de convivencia que hagan llevadera y digna la vida cotidiana. La sección Arte e Identidad trae un interesante bloque de jóvenes exponentes del espectro cultural cubano. Sus trabajos constituyen un estímulo para el equipo de realización de IDENTIDADES, por cuanto son el resultado de la forma dinámica e intensa en que vienen circulando las diversas ediciones de la revista dentro de Cuba, con la consiguiente y constante atracción de nuevos colaboradores. Amehel Incera, artista de Spoking Word de la Misión Raíces, reafirma con su creación poética“ En mis sueños” la importancia de la integración cultural de los afrodescendientes y de los géneros musicales como el Hip-hop para difundir la herencia africana. Osvaldo Navarro, músico del grupo de Hip-hop“ La Alianza” y activo colaborador de la expansión de Identidades en Cuba, ilustra en“ Espacio de identidad” las dificultades de los creadores para divulgar el discurso crítico del ámbito cultural cubano y encontrar espacios de confluencia de criterios sobre temas esenciales de la vida sociocultural y política. Aquí nos narra sus primeras experiencias con IDENTIDADES, como animador cultural de los encuentros de presentación de la revista, a la vez que establece contrastes muy alentadores entre los asistentes a estos encuentros y los auditorios de los espectáculos musicales donde hasta ese momento había participado. El otro integrante de“ La Alianza”, Yoandri Kindelán, aporta un artículo muy coherente con las realidades lacerantes de la sociedad cubana que afectan a la juventud y, en su caso, generaron tanto un choque sicológico de amplia magnitud como una transformación radical de su proyección con respecto al cacareado proceso revolucionario bajo el sistema educacional impuesto, al que se refieren José Hugo Fernández y Verónica Vega. La violencia de las fuerzas policiales, la corrupción de los tribunales de justicia y el trabajo manipulado de los órganos de prensa se manifiestan en“ Recordarlo es volver a vivirlo”. Yoandri Kindelán muestra los daños que ha venido generando el adoctrinamiento y el sufrimiento de los jóvenes que enfrentan las manipulaciones y las realidades. Así mismo nos ofrece un valioso poemario. El resto de los trabajos de esta sección son claro testimonio de las prohibiciones impuestas a las expresiones de la cultura alternativa y su función social. Rudisel Batista dedica“ Discriminación y censura …” a Yorvanis Ramírez, joven exponente del Hip-hop en Manzanillo, y a sus creaciones de alto valor social y sentido crítico, por lo cual se ha ganado la aversión de los comisarios de la cultura. Aunque algunas organizaciones oficiales permiten interpretar su obra, obligan a seguir ciertas regulaciones so pena de bajar del escenario si, como él dice, se lanza“ a echarla fuerte”. Los desmanes de la opresión y la censura llegaron hasta el punto de ser detenido y condenado a prisión:“ Todo eso porque a cierta persona no le gustó la letra de mi canción que solo daba la verdad de mi pueblo y de mi gente”. Aminta D’ Cárdenas relata en“ No es una matraka mía” las pretensiones juveniles que compartía con un grupo de amigos y cultivadores del Hip-hop inmersos en proyectos y eventos culturales. Su atención queda centrada en el Festival Rotilla, su impacto social y las consecuencias que tuvieron que enfrentar al adquirir este evento, que realizaban con su esfuerzo personal, connotación internacional. Esta“ excelente propuesta artística”, como ella misma califica, terminó siendo intervenida por las autoridades de la
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