Estado y sociedad
El empleo: ¿ transformación radical del cubano?
Armando Soler Hernández La Habana, Cuba
A medida que pasa el tiempo, el empleo en Cuba está adquiriendo tintes inusuales. Los datos oficiales dan por sentado alrededor del 80 % en el sector estatal y 11-12 % de empleo privado o cuentapropista. Tales cifras, ¿ dan con toda claridad el espectro real? Es de conocimiento público que, pese a la nueva Ley de Inversión Extranjera, el volumen de inversiones no cubre las expectativas de mejora de empleo ni del nivel de vida. Al menos, mucha gente no lo siente en la mesa. Y en cuanto al esperanzador sector privado, a ojos vista se puede apreciar en La Habana que muchos emprendedores cerraron las pequeñas ventas que abrieron hace sólo un año. Generalmente dedicados a vender alimentos elaborados y ligeros, como las pizas, no aguantaron la embestida de inspectores, impuestos e inflación galopante. ¿ Qué ocurre con ese negociante que se vio forzado a cerrar? ¿ De qué vive a partir de entonces? ¿ Retorna a ser empleado del Estado? Con la política económica de reducir plantillas infladas, aplicada en los últimos años, no parece haber cabida para este intrépido fracasado. Aunque de manera irregular e ineficiente, en buena medida esta política de austeridad laboral limitó el número de empleos estatales disponibles. Otro elemento que agudizó esta situación fue elevar la edad laboral hasta 65 años para los hombres y 60 para las mujeres. Por tanto, resulta bien difícil retomar un empleo estatal y, sobre todo, que tenga“ búsqueda”, como se denomina el acceso y hurto de recursos de que dispone el empleo logrado. En opinión de Gastón, eso tiene muchos matices. Prefiere que lo llame así, como a un tío suyo al que quiso mucho. Gastón es un economista retirado, que ahora se dedica a llevarle la contabilidad a varios restaurantes exitosos. Y a otros que no lo son tanto, pero va tirando con ellos. Entremos en materia con Gastón. Esta busca o búsqueda, como se dice, voy a llamarla técnicamente ingreso paralelo ilegal. Es el principal atractivo para retornar a un empleo estatal, un requisito sine qua non. Incluso la gente paga sobornos para lograr ese empleo. Generalmente es donde se manipulan o almacenan alimentos, pero hay otros sectores, como los materiales de construcción, las partes y piezas para instalaciones del hogar, con suministros de más dinámica de realización en el mercado negro, aquellos que más rápido desaparecen sin dejar huellas en el pozo sin fondo que es este pueblo necesitado. Ese empleado que facilita el tránsito de los productos es muy singular, porque probablemente una parte de su trabajo es para la institución estatal que lo emplea. Sin embargo, y esto me parece un renglón en ascenso, otra parte de su tiempo en el empleo estatal lo utiliza como empleado o empresario del mercado negro, según la cantidad y facilidad que disponga del recurso o recursos en cuestión.
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