IDENTIDADES 1 ESPAÑOL Febrero 2017 | Page 56

incapaces de reflejar nuestra compleja contemporaneidad. Hay intelectuales y artistas que usan parte de la historia prohibida para tesis, conferencias, exposiciones, pero sin comprometer opiniones y mucho menos, acciones. La falta absoluta de fe en el poder de la verdad hizo ya metástasis, permeando representaciones del pensamiento disidente. Enfrentan actos de repudio, feroz y solapado hostigamiento, a veces golpizas y restricciones a la libertad de movimiento, pero muchos se desacreditan por conductas incoherentes, falta de transparencia financiera, o militancia insincera como vía para viajar y exiliarse. Y por último, se ha invertido la escala de valores: un delincuente o una prostituta son los héroes si tienen éxito económico, o un trabajador al cual se le exime del peso de la ley, aunque desvíe recursos, porque es políticamente correcto( término que entraña en sí mismo una aberración), o un funcionario que prostituye su sentido de la verdad y sus responsabilidades con el pueblo a cambio de prebendas.
La verdad es lo que ocurre Gandhi creó un neologismo para definir la fuerza latente en un reclamo justo: satyagraha( satya, verdad; agraha, insistencia). El término se traduce también como fuerza del alma o fuerza de la verdad. En su visión, este principio se completa por una lucha en forma de resistencia pacífica: Ahimsa( No violencia). Los cubanos estamos muy lejos de comprender la profundidad de esta propuesta, en parte por la misma naturaleza impulsiva de los caribeños y en parte, porque hemos sido adoctrinados con un falso( y machista) concepto del coraje. La supresión y descrédito de la religión— junto a la imposición de un sistema filosófico materialista— es una de las causas directas de la acelerada degeneración que ahora espanta a los analistas. Para empeorar, estamos hartos de austeridad y sacrificio. Lo que aprendimos por disciplina solo concernía a no cuestionar la política oficial. Entre las carencias materiales y morales, la disciplina real del trabajo y el estudio consciente se fueron a pique. El resultado es la corrupción que corroe los cimientos de la estructura que debe sostenernos. Este es uno de los elementos clave que destruye la identidad social por violación de un principio básico: contribuir y pertenecer. Y es el primer golpe de realidad para los cubanos que emigran: ignorar el funcionamiento del sistema. Aquí los jóvenes rechazan el trabajo duro que exige el sector cuentapropista; afuera tienen que ceder o terminar al margen de la ley, con los enormes riesgos que ello implica. Difuminados los límites entre el bien y el mal, naturalizada la coacción como método de control e incentivo de progreso, hay que oír la filosofía de vida de las generaciones más tiernas: el egoísmo en toda su extensión, la deslealtad, la astucia, la truhanería. Y el sentido de solidaridad igual de distorsionado contagia a todas las generaciones. En las colas para los caros servicios de ETECSA sorprende ver la disposición que tienen los clientes a ayudar a los revendedores. Les compran las mismas tarjetas de acceso a internet que el Estado limita a tres por persona y estos luchadores venderán luego clandestinamente a mayor precio. Estudiantes, obreros, profesionales, se prestan para actos de repudio a disidentes por miedo a ser señalados o a perder la parte de su salario en pesos convertibles, o a cambio de una merienda o unas horas de WIFI gratis. El abogado Rolando Suárez no pudo estar presente en el evento, pero su exposición fue leída por el director de la revista Espacio Laical y publicada en el dossier“ Vivir en la verdad”. Aquí acotó que la Constitución de la República de Cuba no menciona la verdad. El artículo 9, inciso a, establece que el
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