Estado y sociedad
El abuso institucional contra los niños: hidra de siete cabezas
José Hugo Fernández Escritor y periodista cubano Residente en Estados Unidos
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-Posar para foto Cada mañana, decenas de niños con uniforme escolar y pañoleta son llevados por sus educadores para que realicen ejercicios físicos o simplemente para que jueguen en el paseo habanero de El Prado, mientras los turistas se recrean observándolos y haciendo accionar sus cámaras fotográficas. En verdad el cuadro no deja de resultar bonito, en apariencia situado a una distancia galáctica del desfile de zombis, jineteras, atracadores, alcohólicos y navajeros que deambulan por ese mismo sitio en horas avanzadas de la noche. Diríamos que El Prado, según sea visto, bajo la claridad del sol o a través de la cetrina luz de las farolas, es como un electrón descarriado que busca su átomo entre órbitas opuestas. Pero no hay que dejarse engañar por los ojos. Ni los marginales campean tan fuera de control como parece, ni este cuadro de inocentes escolares es igual de enternecedor en su trasfondo, donde oculta más de lo que muestra. Porque sin que ellos lo sepan, están cumpliendo una tarea diseñada y dispuesta por el poder político, la primera de una interminable cadena propagandística: posar para la foto. El Prado no es un buen lugar para que los profesores de educación física impartan sus clases, pues son constantemente interrumpidos por el paso de los transeúntes. Y es difícil de aceptar la excusa de que no disponen de otros sitios para los ejercicios, ya que los espacios adecuados y seguros al aire libre no alinean entre las muchas carencias que sufren las escuelas de la zona. Más comprensible resulta que ese paseo, de muy particular flujo turístico, está siendo utilizado como vidriera para que los ingenuos útiles del progresismo internacional dejen registrada en sus cámaras fotográficas— intención publicitaria de por medio— la alegría y“ la envidiable libertad” en medio de las cuales juega, aprende, se divierte y crece el hombre nuevo en Cuba.
2-Para decir el lema El nutrido grupo de niños de una escuela primaria, uniformados y con su pañoleta al cuello, avanzaba en columnas por la calle para participar en revista militar y desfile. De vez en vez, uno de los adultos al frente ordenaba:“ Para decir el lema: uno, dos y tres …”. Entonces los niños gritaban en coro:“ Obama, cabrón, acuérdate de Girón”. Son diversos los significados que en Cuba otorgamos al término“ cabrón”. Ninguno es amable y respetuoso. Suele emplearse para agredir o descalificar. Es un artefacto ofensivo por donde quiera que lo vires. Y lleva a una infracción de las normas de convivencia civilizada si se usa como infamia contra una figura pública sin la menor prueba de que sea un cabrón. Aquel era en realidad un lastimoso espectáculo. Pero no era todo. Ninguno de los significados de la palabra cabrón es conocido por los niños de primaria. De modo que ponerla en sus bocas, en plan de manipulación política, representaba
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