IDENTIDADES 1 ESPAÑOL Febrero 2017 | Page 36

expresarse de los realizadores como el reto para los actores, pero surte efecto contrario en el mercado del cine. La tendencia a la producción de películas de temática homosexual contribuye al alejamiento del gran público heterosexual. El rechazo estriba en que este tipo de cine se impone a través de la irreverencia y la provocación, a la manera del joven Almodóvar o Buñuel. Además de las heterodoxas escenas de sexo, presenta historias marginales, violentas y escatológicas, donde brilla la opacidad del subproletariado urbano y del campesino desclasado, con elementos escandalosos y provocadores tales como policías corruptos, crimen, consumo de drogas, maltrato, prostitución, niños desamparados, filósofos de“ a las menos cuarto”, homosexualidad desgarrada y drama sórdido, sin gestos de humor o reconciliación social. El material escandaloso pretende, como los surrealistas, épater les bourgeois( perturbar a los burgueses), pero se rebela en sí contra el realismo socialista, tan presente en el cine de Alfredo Guevara, Santiago Álvarez y Julio García Espinosa. Se trata de un cine rupturista y directores como Lester Hamlet, Juan Carlos Cremata y Miguel Pineda son paradigmas, entre otras cosas, porque abordan el tema desde su preferencia sexual y experiencia vital. Se desvinculan de otras urgencias sociales y quedan centrados en lo sórdido, marginal y periférico. De tal manera, su representación se vuelve escandalosa y rechazable por la mayor parte del público adulto, que se conmueve por la puesta en escena y la expresión agria del tema. Para el público cubano empieza también a convertirse en algo incómodo la obligatoria inserción de la temática LGBTI en las telenovelas cubanas o brasileras. Este destape a la cubana, en momentos en que los controles de la dominación verde-oliva aflojan algunas de sus ataduras estéticas, guarda paralelo con aquel movimiento estético español de la década del 70, que para muchos se referencia con la transición política española a partir de la reducción de la censura franquista y católica, y luego su desaparición. En este periodo aparecen desnudos integrales, pechos, pubis y nalgas de mujeres, así como de varones en menor medida. El asunto venía ya en ascenso con las comedias ligeras, como El Monumento( 1970) o Cera virgen( 1972). Por cierto, con esta última se inauguró el cine Jigüe, con proyector de 70 mm, en Galiano y Neptuno, junto al Teatro América. Sin embargo, ese cine renovador no portaba la carga desestabilizadora que incorporó el manchego Pedro Almodóvar, de quien se llena el cine cubano que aborda la temática homosexual. Para la periodista Yusimí Rodríguez, activista LGBTI, la temática homosexual en el cine cubano de la última década muchas veces viene acompañada de introducciones oportunistas, como manera de entrar en esta moda que desborda los medios audiovisuales. Los mejores ejemplos son Fábula y Larga Distancia. Están ausentes las historias de lesbianas, quizás por aquello de que un hombre vestido de mujer es maricón, pero una mujer vestida de hombre es una mujer mal vestida. Para sostener la regla hay películas ejemplares como Iris( 2002) o Larga Distancia( 2010), que abordan la homosexualidad desde la mujer, pero estas y otras obras de menor calado apenas salieron a los circuitos de distribución. Como evade la inestabilidad social, los problemas de censura contra minorías y otras represiones y opresiones de la sociedad, así como cualquier matiz político en la confrontación del status quo, el cine con temática LGBTI se torna marginal, periférico, concentrado en dramas propios, pero sin lugar a dudas es un cine renovador.
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