IDENTIDADES 1 ESPAÑOL Febrero 2017 | Page 126

constancia y valor de los guerreros negros en carta del 9 de abril de 1827( De Estrada: 1979, 86). Según el historiador Vicente Fidel López, el médico de confianza de San Martín era un negro de Lima que había escapado a Mendoza por razones políticas. Tomás Guido, íntimo colaborador de San Martín, señaló que este médico indujo erróneamente al general a consumir opio en exceso por sus dolencias. Otro favorito del Jefe del Ejército de los Andes fue un cocinero negro con quien gustaba mucho conversar( Lanuza: 1967, 71-72). Mitre indicó en su estudio biográfico que, entre los combatientes en Plumerillo, los preferidos del prócer eran los negros libertos, a quienes proclamaba y se ponía a su nivel. San Martín advirtió que, si los realistas ganaban, los negros serían esclavizados nuevamente y, por ende, vendidos por azúcar en las plantaciones de Perú. Enfurecidos por esta advertencia,“ a cada balazo, a cada bayonetazo y golpe que dirigían a sus adversarios, en el encarnizamiento de la lucha, repetían ebrios de cólera y venganza tomá pachuca( toma por azúcar)” durante la batalla de Chacabuco. Al mes de este heroico combate y en recuerdo al esfuerzo de los combatientes afro, San Martín exclamó“¡ Pobres negros!”, al visitar el terreno donde yacían enterrados muchos de los combatientes del Batallón 8, compuesto de libertos de Cuyo.( Mitre: 1950, 294, 339; de Estrada: 1979, 85-86).
Algunos“ rostros de bronce” en la epopeya andina Lorenzo Barcala, nacido en Mendoza( 1795) e hijo instruido de esclavos traídos de África, fue liberado por la Asamblea del Año XIII. En 1815 solicitó alistarse en el Batallón de Cívicos Pardos de su provincia y escribió a su jefe:“ Soy un pobre joven desgraciado que ha sufrido mucho a consecuencia de ser esclavo. Me han mortificado sin compasión. Quiero ingresar en el batallón para pasar los Andes con el Señor Gobernador General José de San Martín”( De Estrada: 1979, 27). Sin embargo, su deseo no pudo ser satisfecho. San Martín le ordenó quedarse en la guarnición local para dar instrucción a los nuevos reclutas que serían reserva del Ejército de los Andes. Barcala cumplió tan bien esta tarea que recibió elogios hasta de José María Paz, muy medido en sus loas. En el campamento Plumerillo escuchó decir al Libertador que, si los realistas vencían, los negros como él serían vendidos como esclavos( De Estrada: 1979, 86; Lanuza: 1967, 71, 90-92). Luego de incorporarse a los Granaderos de Mendoza y tras varios ascensos por entre su acción en la Guerra con el Brasil, la campaña contra el indio y la participación en las luchas civiles,“ El Caballero negro”, como lo llamó Lanuza, encontró la muerte tras refriega con el caudillo de Mendoza, el fraile José Félix Aldao, quien lo apresó y ordenó su ejecución el 31 de julio de 1835. Domingo Faustino Sarmiento tuvo en alta estima a Barcala y ensalzó su figura. Al enterarse de su fusilamiento escribió:“ Barcala, el virtuoso Barcala, fue fusilado por el fraile”( De Estrada: 1979, 51). Antes había puntualizado:“ Barcala se sintió con fuerzas para ser un caballero y lo consiguió con una conducta intachable”( Lanuza: 1967, 90). Quienes sí pudieron integrar el Ejército de los Andes fueron el africano Batallón y el capitán Andrés Ibáñez, nacidos en África a fines del siglo XVIII, así como el sargento José Cipriano Campana. También se puede incluir al cabo segundo Antonio Ruiz, más recordado como“ Falucho” o“ Negro Falucho”, aunque se discute si no es más que una invención de la historiografía mitrista. Entre las mujeres afro se conoce la historia de la aguerrida Josefa Tenorio.
125