IDENTIDADES 1 ESPAÑOL Febrero 2017 | Page 127

Batallón entró a Buenos Aires mediante la infame Trata Atlántica. Tuvo una destacada participación en las invasiones inglesas, durante el sitio de Montevideo en 1812, y marchó a Chile en 1813 bajo las órdenes del coronel Juan Gregorio de Las Heras. Más tarde formó parte del Ejército Libertador que cruzó los Andes, como efectivo del Onceno Cuerpo de infantería de línea, por el paso Uspallata. Combatió heroicamente en el paso Los Potrerillos y en Guardia Vieja, en enero y febrero de 1817, respectivamente. Lo hizo también el 12 de febrero de 1817 en Chacabuco y en Cancha Rayada, casi un año más tarde, cuando ayudó al repliegue de las fuerzas patriotas. A principios de abril aportó su granito de arena en el combate de Maipú, que decidió la liberación de Chile. Las grandes proezas de Las Heras trajeron su causa del arrojo de combatientes como el negro Batallón. En uno de los tantos combates se le oyó gritar:“¡ Viva la patria!”( De Estrada: 1979, 74). Batallón participó también, como Barcala, en las guerras civiles y contra Brasil. Sorprendentemente fue dado de baja del ejército a los 90 años. Ibáñez era hijo de un noble africano y fue vendido como esclavo en Buenos Aires a los 16 años. Por su desempeño militar recibió la manumisión. Acompañó a San Martín a Mendoza en 1816 y cruzó los Andes. Combatió en Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú. Ascendió al grado de capitán y obtuvo cinco medallas de honor. En 1818 se lo llevó el general Miller; estuvo bajo su mando unos siete años. El sueño de Ibáñez era instalar una pulpería en Buenos Aires y así lo hizo tras retirarse como militar( De Estrada: 1979, 79-80). José Campana, apodado“ El Negro Campana” era un esclavo liberto de la familia homónima. Entusiasta fervoroso de San Martín, acompañó al general en el cruce andino y luchó a sus órdenes en Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú. Por el valor demostrado en combate ascendió sargento segundo de los Granaderos a Caballo. Se dice que vivió más de 100 años y combatió en tantas batallas que no podía recordarlas todas. Tras la muerte de San Martín, rendirle honores se convirtió en costumbre asidua de Campana( De Estrada: 1979, 154-155). En esta historia no pueden faltar mujeres. Josefa Tenorio marchó con el ejército andino en condición de esclava y en Perú fue designada abanderada por el general Las Heras en virtud de su maestría como jinete y su significativa actuación durante el sitio de los castillos de El Callao. Por sus méritos en combate solicitó su libertad a San Martín en noviembre de 1820, quien accedió a concederla. En el escrito de solicitud Tenorio aseveró:“ Mi sexo no me ha sido ni será impedimento para ser útil a mi patria, y si en un varón es de toda recomendación el valor, en una mujer es extraordinario el enseñar a tenerlo”( De Estrada: 1979, 123). De ser cierta la versión de Mitre en Falucho y el sorteo de Matucana( 1897) y no ficción, como se le critica, tras haber servido al mando de Manuel Belgrano en el Ejército del Norte, Falucho se incorporó al Batallón 8 del ejército andino y se batió en Chacabuco y Maipú a las órdenes de San Martín. Según el historiador José Zapiola, los Batallones 7 y 8 estaban formados mayoritariamente por“ negros africanos y criollos” e integraron en Perú el Regimiento del Río de la Plata( De Estrada: 1979, 90). A la vuelta de tres años en Perú, el Ejército que había cruzado victoriosamente los Andes se encontró en situación angustiante. Tras más de una década fuera del hogar y con la partida de San Martín, los soldados argentinos estaban aislados, desmoralizados, sin paga y en pésimas condiciones. En la fortaleza de El Callao se respiraba un inminente clima de rebelión, que acabó por estallar a principios de febrero de 1824.
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