IDENTIDADES 1 ESPAÑOL Febrero 2017 | Page 125

reconocimiento póstumo, pero se pudo reconstruir las trayectorias de algunos oficiales, como el coronel Lorenzo Barcala, y de algunos militares participantes en el cruce de los Andes. San Martín comenzó a organizar esta campaña desde 1814, año de la reconquista realista de Chile; en mayo de 1816 planificó la reconquista patriótica mediante aquel cruce.
Una hazaña en las alturas En su obra Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana( Buenos Aires: Imprenta de la Nación, 1887 / 88), el biógrafo más exhaustivo del general, Bartolomé Mitre, no tuvo reparo al calificar el cruce de los Andes como uno de los hechos más extraordinarios de la historia militar. El historiador y ex presidente argentino agrega que esta empresa surgió de la nada, fue admirablemente ejecutada y acabó siendo encomiada por especialistas del arte militar y los propios enemigos. Mitre refirió que San Martín estaba animado, en el campamento de Mendoza, de“ una voluntad superior, que sabía lo que quería y lo que hacía, y a la cual todos se plegaban; lo ordenaba todo, infundiendo en las almas de sus soldados la seguridad del triunfo”( Mitre: 1950, 279, 302, 309, 324). San Martín fue designado por el Congreso de Tucumán capitán general del Ejército de los Andes, como antes Manuel Belgrano del Ejército del Norte. No fue sencillo cruzar pasos tan riesgosos con tanta tropa. Las alturas quitaban el sueño al general y le preocupaban más que el enemigo mismo. Su ejército tenía considerables dimensiones; según fuentes de la Biblioteca Central del Comando en Jefe del Ejército, contaba con más de 5 000 efectivos y entre el 40 % y el 50 % eran negros. Las fuerzas se desglosaban en 4 000 soldados, más 1 200 milicianos de la caballería de Cuyo en calidad de auxiliares, una brigada de 250 artilleros y personal de diversos oficios como arrieros y operarios de maestranza. Es importante destacar que 16 esclavos cedidos por su propietario en la provincia de Mendoza formaron la primera banda de música del ejército patriota( Mitre: 1950, 305, 308; Lanuza: 1979, 72, 164). San Martín había estimado necesarios 1 millón de tiros, 1 500 caballos de pelea y más de 12 000 mulas de carga. Al cabo dispuso de 900 000 tiros de fusil y carabina, 2 000 balas de cañón, 200 cargas de metralla y 600 granadas, así como de 1 600 caballos de pelea y 10 000 mulas de silla y carga. Las provisiones incluyeron 600 reses en pie más otros insumos, como charque y queso. Al retornar ocho años después a Buenos Aires, los combatientes sumaban 159 y debieron apretarse rápidamente para la inminente guerra contra el Imperio de Brasil. La preparación del ejército fue preocupación constante de San Martín, quien en 1816 escribió a su aliado Juan Martín de Pueyrredón, Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata:“ Desengañémonos: ese ejército( el del Perú) necesita por lo menos un año para organizarse, esto es, con todos los esfuerzos del Gobierno; de consiguiente, todo este tiempo le damos al enemigo para que nos hostilice y nos acabe”( Mitre: 1950, 283). Del campamento de Plumerillo( Mendoza) partió el Ejército de los Andes. El comerciante británico Samuel Haigh lo visitó y dejó constancia elogiosa de los combatientes afro:“ La silenciosa y sombría fiereza de los soldados, especialmente de los negros, la interpretábamos de buen augurio para la causa de la libertad”. Sobre el furor salvaje de los afrodescendientes y el deseo de fusilar al enemigo, el testigo agregó:“ Vi a un negro viejo realmente llorando de rabia cuando se percató que los oficiales los protegían de su furor”. El general Guillermo Miller luchó a las órdenes de San Martín y elogió la
124