IDENTIDADES 1 ESPAÑOL Febrero 2017 | Page 119

compartimos un mismo mundo y un mismo cielo, y su invasión desató un irreversible proceso globalizador, entonces es pertinente parcelar la misma historia con la misma vara. Ya sabemos que el mal llamado Descubrimiento de América o, como eufemísticamente se intentó aligerar, allá por su quinto centenario, Encuentro de Culturas, fue la accidentada llegada de un grupo de aventureros con ansias de comerciar con Asia. No fue descubrimiento, pues América no estaba cubierta por nada; en todo caso fue conocimiento por ellos. Tampoco fue América, porque así no se llamaba, sino que recibió después ese nombre, inventado por ellos a conveniencia y comodidad. Y como no podía ser de otro modo, de modo inconsulto. Apenas a veinticinco años del hecho para algunos memorable, a iniciativa del fraile dominico Bartolomé de las Casas, comenzaron a traer subsaharianos esclavizados. Este genocidio inauguró la era moderna potenciando la maquinaria capitalista que luego desembocaría en la altisonante revolución industrial. Fueron tres siglos y medio de uso continuo y gratuito de combustible humano. La historia afroamericana es casi tan antigua como el desangrado de sus pueblos originarios. El razonamiento de Borges en su Historia universal de la infamia( 1935) es el más memorable. Y el único que ha manifestado la inconciencia del europeo en este hecho, incluso reconociendo que es más lo que el Viejo Mundo le debe al Nuevo que a la inversa, es Eric Hobsbawm( 2013: 277-285). En octubre de 2007 diserté en las Primeras Jornadas“ Afro-argentinos hoy: invisibilización, identidad y movilización social” en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Al bajar las ampulosas escalinatas de su pórtico, junto a colegas y militantes, nos cruzamos con un señor de inconfundible fenotipo indígena.
Presumí que era de la Patagonia. Mientras subía se iba poniendo una vincha. Iba a reclamar al museo que devolviera a su comunidad las momias de sus antepasados, fruto de investigaciones arqueológicas o, en términos prosaicos, de profanaciones y botines de guerra decimonónicos. Recordemos que dicha entidad es el osario más grande del mundo. En nombre de la arqueología, 90 % de sus piezas son obra de la destrucción( a) sistemática de tumbas indígenas( Pepe, Añón Suárez y Harrison, 2008). Le deseamos suerte al reclamante. Entre los militantes afro de nuestro grupo estaba María Lamadrid. El reclamante la miró y le agradeció las palabras. " Usted es una persona sabia ", dijo, fundamentando su elogio mientras señalaba con la mano su pelo mota. Evidentemente estaban compartiendo el dolor de ser los Otros, los norecordados, los expulsados de la Historia, los de color extranjero, los que viven más allá del olvido, a la intemperie de la memoria nacional. Negros e indios, sólo desiertos para el poder blanco. La lucha siempre fue desigual pero el tiempo va despejando quién es quién y la justicia emerge para reconfigurar memorias que los hechos equilibran. 12 de octubre: Nada que festejar.
3.“ En el Olimpo” y en el Olimpo: la música afroargentina continúa detenida-desaparecida. A propósito de la Exposición Música en Argentina. 200 años Decepcionado, por utilizar un término suave, salí de la exposición en la Casa Nacional del Bicentenario( Ciudad de Buenos Aires, 25 de abril- 24 de septiembre de 2012). ¿ Por qué? Porque esperaba una muestra que incluyera, ¡ por primera vez en la historia!, a los afroargentinos del tronco colonial conforme al estado del arte de la musicología. A tal efecto, como investigador
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